30 diciembre 2005

Viendo Ninotchka (1939) de Ernst Lubitsch (con sentida dedicatoria para el subnormal de Benigni)

De vez en cuando uno necesita reencontrarse con el gran cine, ese cine en B/N que por mucho que uno quiera ya no volverá. Ninotchka es una de esas obras maestras irrepetibles. Rodada en el año 39 por el genial Lubitsch narra la historia de una comunista acérrima (la Garbo) que conoce el amor en París. El guión repleto de escenas hilarantes y de diálogos inteligentes es toda una muestra de las grandes comedias de la época dorada de Hollywood, cuando allí se rodaba para un espectador inteligente y no para adolescentes acneícos y escatológicos.

Estrenada con aquella famosa frase de "Garbo laughs" es a la vez una crítica a todas las formas de gobierno, tanto al capitalismo como al totalitarismo comunista y nazi, y un canto a la libertad del individuo. Crítica por otro lado valiente y premonitoria; el filme está rodada antes de que Hitler invadiera Polonía. Lubitsch, que había marchado años antes de Alemania, conocía lo que supondría para Europa el naconal-socialismo, no olvidemos que tres años más tarde rodaría su obra cumbre Ser o no ser, otra furibunda crítica al regimen nazi.

Desgraciadamente fueron pocos los valientes que, al igual que Lubitsch, criticaron al nazismo en su época de máximo esplendor, entre ellos, Fritz Lang o Charles Chaplin con El gran dictador. Lang uso el drama y Lubitsch y Chaplin la comedía, aunque este último confesaría años más tarde que si hubiera conocido el horror de los campos de concentración jamás la habría rodado. Eso es algo que no entendió el imbécil de Benigni que con su infumable La vida es bella casi hace bueno al regimen nazi, con sus campos de concentración que parecen parques de atracciones, sus judios gordos y sus alemanes tontos incapaces de atrapar a un niño... Todo ello para escarnio y vergüenza de aquellos que fueron exterminados y que debieron revolverse en sus tumbas mientras el subnormal de Benigni brincaba en la entrega de los Oscar.

Ah, ¡Feliz Año Nuevo!

27 diciembre 2005

Leyendo From Hell de Alan Moore y Eddie Campbell

Menospreciado con frecuencia, el mundo del cómic, esconde pequeños tesoros, verdaderas novelas ilustradas, que en nada tienen que envidiar a sus hermanas de texto. From Hell, el libro escrito por Alan Moore y dibujado por Eddie Campbell sobre la figura de Jack el Destripador es uno de ellos.

Partiendo de los famosos asesinatos de otoño de 1888 en Whitechapel, Moore hilvana toda una trama donde lo menos importante acaba siendo la figura mítica del Destripador. De hecho, Moore plantea pronto su tesis sobre la figura del asesino dándole nombre, apellidos y motivo. Lo fundamental de la obra es el retrato del Londres victoriano, de sus gentes, sus barrios marginales, el nacimiento de la prensa amarilla, la temprana fascinación por la figura del asesino, los inocentes inculpándose con afán de notoriedad, la incapacidad policial, las teorías conspirativas, las logias francmasónicas... No conviene olvidar que Moore ha documentado profusamente su texto. Los apéndices incluidos al final de cada capítulo explican casi viñeta por viñeta el porqué de cada dibujo, tema o sugerencia, dando referencias y citando sus fuentes, es por tanto, también, un libro de investigación. Todo este fascinante entramado, que atrapa al lector desde el principio, se complementa con las magníficas ilustraciones de Eddie Campbell que, con estética sórdida a la par que realista, recupera el estilo propio de la prensa amarilla de finales del XIX.

Reconozco, pues, a From Hell, que supone mi primera aproximación a la obra de Moore, personaje que lleva camino de igualar la senda de "iniciados" com William Blake o Aleister Crowley, el hacerme recobrar el interés por un género que había casi desterrado de mis lecturas desde mis añorados Mortadelos (¡ojo!, algunos de cuyos albúmes, sobre todo los de los 70, no tienen bajo mi punto de vista nada que envidiar a cualquier otro grande del cómic) y del que espero seguir informado proximamente. Leo dixit.

26 diciembre 2005

Viendo Hierro 3 (2004) de Kim Ki-duk

Continuando con mi beatificación de Kim Ki-duk toca hablar hoy de Hierro 3, filme que sobrevivirá durante décadas, y que este año, con buen ojo (de vez en cuando también aciertan), el festival de San Sebastián premió con el galardón a la mejor película del año pasado.

La incomunicación y la soledad en la gran ciudad son temas propios no sólo del propio director coreano sino que parece un rasgo propio de la cinematografía de estos últimos tiempos. La premisa es simple, un joven que se dedica a ocupar casas deshabitadas durante cortos periodos de tiempo se encontrará una sorpresa en una de ellas.

El argumento en sí es lo de menos comparado con la fuerza narrativa de Ki-duk, verdadero narrador en imágenes, la esencia del cine no lo olvidemos (no deben llegar a más de diez las líneas de diálogo en todo el filme, y sin embargo es tanta la información). Cierto es que el budismo y la filosofía zen están contenidos en la obra de Ki-duk (y esto con frecuencia se ha usado contra él como arma arrojadiza), ahora bién, su registro es universal; el autor construye su película con esta filosofía (tal vez la suya propia), pero eso no la hace para nada ininteligle para un espectador occidental. Para el recuerdo algunos planos absolutamente antológicos: su proceso de desaparición en la cárcel o el del beso (en video pierde fuerza, obvio, qué plano no lo hace, pero en pantalla grande es descomunal).

En fin, aguardaremos ansiosos la próxima obra del director coreano, rezando para que ningún productor yanqui se le ocurra hacer un remake, claro que para eso tendría que situar Corea en un mapa, entendiendo que la dificultad no es encontrar Corea sino saber qué es un mapa.

24 diciembre 2005

¡Joyeux Noel!

Queridos todos,

como estamos en fechas, el ingente equipo de Zeligmania (Leonard, fieles colaboradores y lectores anónimos) no quisiera pasar la oportunidad de desearos:

¡Feliz Navidad y
próspero Año Nuevo!

Y, por si queda algún puber entre vosotros que dude de la veracidad de los reyes mayos (magical kings), os dejo este sorprendente link:

http://www.elmundo.es/especiales/2005/12/felicitacion/

Siempre vuestro,

Leonard

23 diciembre 2005

Viendo 25 watts (2001), de Pablo Stoll y Juan Pablo Rebella

Ganadora hace unos años de algunos premios, 25 watts, es la opera prima de dos realizadores uruguayos que con un presupuesto irrisorio y buena imaginación relatan la vida aburrida y repetitiva de 3 jovenes de barrio un fin de semana cualquiera. Comparada frecuentemente con Clerks, la opera prima de Kevin Smith, 25 watts destila humor y veracidad por los cuatro costados. Si el otro día hablabamos de desencanto generacional, este filme nos da otro ejemplo de lo mismo, jóvenes sin aspiraciones, sin futuro, y atrapados en un barrio y en una sociedad de la que difícilmente saldrán.

Dado que no he visto (todavía) Whisky, su obra posterior, y que se estrenó con cierta aceptación, desconozco la evolución posterior de los dos realizadores que en esta película apuntan sobradas maneras, tanto por su visión tragicómica de la vida, por sus personajes imposibles (lugar común de cualquier ópera prima underground que se precie), como, y esto es lo más interesante, por algunos hallazgos visuales como la escena de la gramola o la del vaso que les confieren, sino un lenguaje visual propio (que esto son palabras mayores), sí, desde luego, una voluntad por arriesgar y explorar, que es lo mínimo que se le puede exigir a cualquiera que empieza.

21 diciembre 2005

Podría sucerde a usted: London calling o la muerte de la metáfora

Me contaba un buen amigo la anécdota que le sucedió en su clase de inglés. La teacher para animar a la audiencia propuso que sus pupilos trajeran canciones inglesas que escucharían y traducirían ellos mismos. Pelotamente, mi amigo decidió dar un paso al frente y a la semana siguiente se presentó con un CD debajo del brazo; el grupo elegido era The Clash, y la canción London Calling.

Con los primeros acordes surgieron ya las primeras caras extrañas, la batería que marcaba el compás sonaba demasiado fuerte y no se aventuraba ningun ritmo latino en el horizonte. Enseguida mi amigo comprendió que aquel no era el mejor auditorio para el punk, caras incomodas, bostezos... los escasos tres minutos de canción se hicieron interminables.

Antes de continuar deberíamos aclarar que la clase está compuesta por gente universitaria, incluso hay algún profesor, y por alumnos que por edad no les debiera resultar demasiado distantes los 80. Gracias a la buena voluntad de la clase y al embriagador encanto que destila mi amigo, los comentarios tras la escucha fueron voluntariosos: "esta bien, pero a mí el heavy no me gusta mucho", "no es heavy es como U2", mi amigo resolvió que intentar explicar que era el punk o situarlo en un espacio temporal era una batalla perdida y decidió guardar sus fuerzas y depositar sus esperanzas en la letra de la canción que a buen seguro, igual que hizo con la generación que la escuchó por primera vez, les soliviantaría y les serviría de himno.

Reproduzco las dos primeras estrofas para entender lo que aconteció a continuación:

London calling to the faraway towns
Now war is declared - and battle come down
London calling to the underworld
Come out of the cupboard,you boys and girls
London calling, now don't LECTURE us (5)
Phoney Beatlemania has bitten the dust
London calling, see we ain't got no swing
'Cept for the reign of that truncheon thing

CHORUS
The ice age is coming, the sun is zooming in
Meltdown expected, the wheat is growing thin (10)
Engines stop running, but I have no fear
Cause London is drowning - I live by the river

Si bien mi amigo pudo capear los seis primeros versos al llegar a "el teléfono de la Beatlemanía ha mordido el polvo" comenzaron los problemas, al grito de "pobrecillos" alguien expresó su malestar por este verso, a ello contribuyó que la semana anterior the teacher manifestara su simpatía por el grupo de Liverpool, lo que hizo que toda la clase se solidarizara con ellos. El drama vino con lo de "Londres está sumergido, pero no tengo miedo porque yo vivo bajo el rio". "Pero ¿cómo puede vivir alguien debajo del río?", "no tiene sentido", "es que a mí las canciones raras...", "es como la poesía esa que no se entiende". Mi amigo trató de explicar que hablaba en sentido metafórico, que la canción intentaba ser un canto generacional, "Londres llamando", que el Londres de los 80 era una basura y ellos, que eran hijos de ese Londres, eran los únicos que podían resistir allí. Desesperadamente, mi amigo argumentó la explicación con las grave crisis económica que Inglaterra sufría en la época, eran los años en que Thatcher se ganó el apodo de la"Dama de Hierro"... inenarrables eran las caras de sus compañeros de clase, mi amigo sentía que hablaba una lengua muerta, caras de "este tio está tonto" empezaban a aflorar en el aula y mi amigo desistió de hacer el símil con Zapatillas, la canción de El canto del loco con la que seguro que comprenderían el concepto canto generacional (cómo has de verte amigo).
Al acabar la segunda estrofa, the theacher, comprensiva, sentenció que llevábamos demasiado tiempo con la canción, que se leyera en casa y que si alguien no entendía algo preguntara al día siguiente (las preguntas nunca llegaron) y apostilló que le había gustado -mi amigo creyó ver un hálito de esperanza-, pero que tampoco entendía que quería decir eso de "Londres llamando"...

Cariacontecido, al acabar la clase mi amigo recogió su CD, escondió sus poemarios de Góngora so pena de ser quemado en la hoguera en un futuro no muy lejano, miró al cielo y entonó un réquiem por la metáfora

19 diciembre 2005

Post de fantasía: ¿Qué actor clásico de terror eres?

Inauguramos nueva sección donde poder relajar nuestras fatigadas neuronas con un post de fantasía cuyo link tomo prestado de mi querido Mark Cohen.

Seguro que todos en algún momento os habéis preguntado ¿quién no lo ha hecho? qué actor de terror clásico podíais haber sido, pues bien, tras una minuciosa investigación apoyada en rigurosos estudios científicos, por fin podéis hallar la respuesta. De nada.

http://www.quizilla.com/users/tenbrinken/quizzes/Que%20actor%20clasico%20de%20terror%20eres%3F%3F%3F

Por cierto, dados mis nulos conocimentos de html (algo que pronto solucionaremos), no os puedo pasar el link directo, copiar la dirección, pegarla al google y andando.

Ah, yo soy Christopher Lee!!

18 diciembre 2005

Viendo Samaritan girl (2004), de Kim Ki-Duk

Mis adorados lectores conocerán mi admiración por el nuevo cine oriental, del que el director coreano Kim Ki-Duk es uno de sus máximos exponentes. Rodada entre dos obras maestras Primavera, verano, otoño, invierno y... primavera y Hierro 3, Samaritan girl, es una buena película que no llega a la altura de las anteriores, ni tampoco de otro filme anterior a estos, la sobrecogedora La isla (tranquilos, ya no he visto más de él, pero tres obras maestras y una buena película tal como está el cine hoy en día es más que suficiente para rendirle pleitesía).

Una parte de la crítica, ínfima, insignificante y carente de criterio, ahí es nada, ha visto en el director coreano un cineasta pretencioso, moral, filosófico, excesivamente simbolista, pretencioso... y siendo verdad todos esos términos, que al fin y al cabo representan sólo la superficie de su cine, lo que me parece realmente torpe es criticar a un director por querer ser ambicioso.

Samaritan girl es la historia de una chica cuya amiga prostituta muere y a la que redime, en cierta manera, ocupando su lugar. La soledad en la gran ciudad, el sexo como válvula de escape, la incomprensión, la amistad, la ingenuidad o la doble moral son otros de los temas que se desarrollan en el filme. Ki-Duk si que peca en algunos momentos de una imagen excesivamente preciosista y simbólica, que se torna redundante en ciertos momentos, y cuya única función es "embellecer" estéticamente la escena. Las actrices protagonistas o el padre atormentado, sobre todo, no tienen esa fuerza actoral que tienen otros intérpretes de filmes anteriores (por ejemplo, la excelente protagonista de Hierro 3).

En cualquier caso, y pese a significar una obra menor en la filmografía de su director, Samaritan girl es un filme que a buen seguro muchos directores quisieran haber firmado.

14 diciembre 2005

Leyendo Tiempo de silencio de Luis Martín-Santos

Dicen los manuales de literatura que la única novela publicada en vida por Martín-Santos cambió la concepción de la novela en nuestro país, que pasamos del realismo a una novela mucho más compleja, hermana de las corrientes europeas imperantes como el nouvelle-roman, una obra vanguardista y atenta a las cuestiones formales y a las nuevas técnicas narrativas; como siempre los matices a todo esto son muchos, pero el que quiera profundizar en ello, doctores tiene la iglesia que la guiarán.

Ahora bien, Tiempo de silencio es una novela compleja, de lectura exigente, que no permite ser leída en el metro o al descuido, que requiere de los cinco sentidos, una novela que te interroga, que te da una visión patética de los años más ominosos del franquismo (esos que algún terrorista o seminarista reconvertido a "historiador" transformará cualquier día en la Arcadia), una novela que te puede dejar fuera, pero que si entras a jugar te transporta y te cambia y te enseña nuevas vías, y caes y dudas y reflexionas y entonces ya nada vuelve a ser lo mismo.

12 diciembre 2005

Buenas tardes: Teddy Bautista, ladrón de guante blanco

"La SGAE pretende cobrar por las bodas y por Semana Santa. La entidad de gestión graba sin permiso en las celebraciones nupciales para denunciar luego que se usa música sin pagar los derechos de autor."

http://www.larazon.es//noticias/noti_cul94335.htm

Teddy Bautista: Buenas tardes
Leonard Zelig: Buenas tardes

TB: Soy Teddy Bautista, presidente de la SGAE, me pareció oirle tararear una melodía
LZ: Fino oído
TB: Bien sûre! ¿Podría decirme de cual se trata?
LZ: Seguro que los conoce, es un tema de Einstürzende Neubauten
TB: Mmm, no me suenan no, podría deletreármelo
LZ: Con gusto, pero si lo prefiere puede leerlo en mi blog
TB: Déjelo, le importa si se lo apunto a Alejandro Sanz
LZ: Faltaría más
TB: No tiene idea de lo caro que se están poniendo los grammy.
LZ: Es terrible sí.
TB: Por cierto, antes vi que tiraba una piedra al estanque
LZ: ...
TB: Sabe, el chapotear me recordó a una canción de Mago de Oz, le importa si...
LZ: Como no, ¿cuánto se debe?
TB: La voluntad. La mía claro
LZ: Claro
TB: Mientas me extiende un cheque, le molesta si picoteo la cuenca de sus ojos
LZ: La duda ofende

TB: Buenas tardes
LZ: Buenas tardes


11 diciembre 2005

Viendo El sabor de la sandía (2005) de Tsai Ming-liang

Que el futuro está en Oriente parece claro, y cinematográficamente hablando no iba a ser menos. Salvo honrosas excepciones, la vanguardia (y tiene narices que Godard con más de 80 años siga siéndolo), y buena parte de la calidad actual, está en el denominado nuevo cine asiático: Kim Ki-Duk, Wong Kar-Wai y el director de El sabor de la sandia Tsai Ming-liang, que con un extenso palmarés en todo tipo de festivales permanecía vergonzosamente inédito hasta hoy en nuestras pantallas.

El sabor de la sandia nos habla del amor y de la incomunicación de nuestra sociedad, ese sentirse solo en medio de la gran ciudad. Una ola de sequia, hace que el agua (metáfora del amor) se convierta en el bien más preciado. La protagonista se enamora de un actor de películas porno de ínfima calidad, el porno es tratado de forma triste, es el opuesto a lo que los protagonistas buscan. Visualmente fría, la película estalla con el colorido de los números musicales que remiten a los clásicos franceses de los 60 (Los paraguas de Cherburgo de Jacques Demy) y como no con la presencia constante y enigmática de las sandias: la escena inicial, a parte de reinventar el género erótico, es absolutamente antológica.

El sabor de la sandía es una de las apuestas formales y estéticas más interesantes de los últimos tiempos. Es en definitiva, una gran película, que como toda que se precie de ellos, sufre un goteo constante de espectadores espantados a lo largo de la proyección.

09 diciembre 2005

Viendo La fidelidad (2000), de Andrzej Zulawski

El director de origen polaco Andrzej Zulawski siempre ha arrastrado fama de cineasta burgués y pedante, y yo me pregunto: ¿hay algún director francés o que se le considere como tal (el propio Zulawski por ejemplo) que no arrestre dicha fama?.
A mi juicio, aunque he visto poco de su filmografía, es un director correcto, quizás algo pretencioso, pero preferible a cualquier barrabasada yanqui. No hay que olvidar que empezó de la mano del gran Andrzej Wajda (claro que Jess Franco también trabajó con Welles) y algo debe quedar de aquello.

La fidelidad adapta el clásico francés del s. XVII La princesa de Clèves y lo traslada al París de nuestros días. Protagonizada por Sophie Marceau, esposa de Zulawski (probablemente este es el mayor mérito que haya que reconocerle al director polaco), logra ser convicente en sus conflictos interiores, aunque algunos personajes secundarios resultan poco creibles y se acercan a estereotipos; a destacar las ridículas apariciones fantasmagóricas, nada integradas en la trama. En suma, una adaptación correcta con un exceso de metraje, quizá con 20 o 30 minutos menos (el filme se va casi a las tres horas) sería más contenida.

08 diciembre 2005

Buenas tardes: Viendo Saw II (2005), ¿importa el director?

Tópico: Buenas tardes
Leonard Zelig: Buenas tardes

To: ¿Qué tal? Soy un tópico
LZ: Enchante!
To. Quisiera hacer un filme
LZ: Como no. Alguno en concreto
To: Quisiera repetir una fórmula de éxito
LZ: Natural
To: He pensado en algún filme de serie B que tuviera buena aceptación, triplicar el presupuesto y dividir la imaginación
LZ: Interesante fórmula
To: He creado una trama banal y he contratado a un becario para que realice diálogos absurdos
LZ: Supongo que incluirá la típica historia padre-hijo-desencuentro-amorrecobrado
To: Por supuesto, no ve que soy yankee
LZ: Siento haberle ofendido
To: Qué le parece si dejo un final abierto para que podamos seguir aumentando la franquicia.
LZ: Opino que poco importa llegados a este punto
To: Muchas gracias, no olvide sus palómitas
LZ: Intentaré olvidar ver la próxima entrega

To: Buenas tardes
LZ: Buenas tardes

06 diciembre 2005

Grandes momentos de la historia: Acebes el primer perro clonado

"El perro clonado, el mejor invento.

Snuppy, el primer perro clonado, es el mejor invento de 2005, según la revista 'Time'. El can fue clonado en Seúl, Corea."

http://app.quediario.com/buscador/documento.jsp?id=1060122&edicion=BAR

Leo con asombro la noticia del galardón concedido por la revista Time, máxime cuando los laboratorios españoles hace años que consiguieron la hazaña. Con el atraso endémico que sufre la ciencia española, es justo reconocer los méritos patrios, hagamos historia:

A mediados de los 90, laboratorios clandestinos clonaron al primer can. Llamado originalmente Correveidile, el experimento fue abandonado por los pobres resultados obtenidos. Sin embargo, la farmaceútica Génova, patrocinadora de la clonación, no se resignó a abandonar su proyecto y prosigió con su instrucción. Rebautizado como Acebes fue instruido en prestigiosas escuelas caninas con resultados asombrosos, en apenas unos meses devolvía la pelota y traía las zapatillas. Más dificultades plantearon las cuestiones fisiológicas, para no disgustar a su nuevo amo y reconocer el fracaso, Laboratorios Génova repoblaron de árboles el campo de instrucción.

Pepe Mari, nuevo dueño de Acebes, quedó muy satisfecho con su adquisición. Su can ha resultado ser un amigo fiel que obedece firmemente todas sus órdenes. Las evidentes disfunciones neuronales "problemas que se irán resolviendo en las próximas versiones de Acebes" según manisfestaron desde Laboratorios Génova, no parecen importar demasiado a Pepe Mari, quien contento con su animal de compañía, lo pasea orgulloso, incluso es habitual verlos los fines de semana por la Puerta del Sol.

05 diciembre 2005

Galería del esperpento 2


http://app.quediario.com/buscador/documento.jsp?id=1060098&edicion=BAR


"Usar palabras largas no es sinónimo de ser más listo. Una investigación realizada por la Universidad de Princeton llegó a demostrar que la gente tiende a considerar más inteligentes a quienes hablan con un lenguaje más claro que a los que usan expresiones complejas."

Gracias a este sesudo estudio de la Universidad de Princeton muchos respirarán tranquilos al saber que el tamaño sigue sin ser importante. Al pensar en palabras largas me vienen a la memoria "califragilístico" y "espialidoso"... Una vez más Princeton tenía razón.

04 diciembre 2005

Representando La cabra o Qui és Sylvia? (Teatre Romea)

El espectador conoce el planteamiento de la obra desde el momento en que lee el programa: un hombre de clase acomodada, con una vida familiar esplendida, de moral intachable, se enamora de una cabra. Por tanto, el quid de la cuestión no es la historia de amor sino el conflicto familiar y personal que esto va a provocar.

Interpretada y dirigida por Josep Maria Pou, sin duda uno de los mejores actores de la escena nacional (las fronteras que las pongo cada uno allá donde quiera), la obra funciona perfectamente cuando entra en el absurdo de la relación y navega en un registro cómico, el espectador responde y las carcajadas son frecuentes en la platea. El problema viene cuando el registro cambia y los personajes intentan expresar un drama interior, entonces los recursos actorales se vuelven más pobres y el hecho de verlos llorar literalmente en el escenario no tiene una respuesta empática en el espectador, que permanece indiferente. Marta Angelat, la sufrida esposa, se convierte en una caricatura sin recursos (no es extraño que en esos momentos uno esté con Josep Maria Pou y llegue a preferir la candidez y el suave balido de la cabra), las escenas se alargan en esceso y se mantienen a flote gracias a algunas réplicas geniales, que hacen avanzar la narración con una sonrisa.

Navegar de lo cómico a lo trágico es un esfuerzo titánico porque implica llevar al espectador a los dos extremos y resultar creible en ambos es una difícil empresa. Es muy probable que si la obra cayerá más hacia el esperpento ganaría en consistencia, y eso no la haría menos real, no hay que olvidar que el esperpento no es nada más que ver la realidad a través de la imagen deformada que nos devuelve un espejo concavo o convexo. En cualquier caso, pese a estos altibajos, es un espectáculo divertido y recomendable.

02 diciembre 2005

Libranos Señor de los descendientes de Juan Rulfo

Si el otro día hablaba de Cirlot, otro poeta que ha navegado por la marginalidad durante toda su vida ha sido Tomás Segovia. Niño de la guerra exiliado a México, ese ser apátrida quizá haya influido en su ausencia a la hora de figurar en antologías y generaciones (practicamente la única manera de pervivir en nuestra lengua). Por eso, la concesión del premio Juan Rulfo, después del Cervantes probablemente el mayor reconocimiento a una carrera literaria, fue una grata sorpresa además de un acto de justicia. Segovia había declarado con anterioridad que Rulfo le parecía absolutamente deslumbrante y que a tenor de su biografía, porque no fue un gran estudioso, había que afirmar que tuvo un don literario. Como definió Vila Matas en su extraordinario libro, Rulfo fue un Bartleby, uno de esos autores que tras crear una obra maestra, calla para siempre.

Parece que a los herederos de Rulfo, que deben ser auténticos sabios, esas palabras le han molestado sobremanera y opinan que su premio se ha degradado con los años y ésta fue la gota que colmó el vaso. Obviamente un galardón que ha premiado a gente como Marsé, Monterroso, Goytisolo o sin ir más lejos el merecido Premio Cervantes de este año, Sergio Pitol, avergüenza a cualquiera. Como consecuencia exigen que se retire el nombre de su difunto padre o marido del galardón bajo pena de incurrir en delito; probablemente preferirían que se galardonara a Paulo Coelho o Zoe Vales. Yo pregunto: Es desmerecer decir que pese a no ser un magno estudioso tenía un don literario, un talento que ya quisieran todos para sí. ¿Alguién criticó alguna vez por ello a Rimbaud cuando con sólo 19 años (cuán sabio puede uno ser a esa edad) y tras cambiar la historia de la poesía calló para siempre?

Uno de las mayores desgracias que le puede caer a un escritor es la de sus herederos, cuánto no han especulado y humillado algunos cuyo apellido desmerecen constantemente. Ejemplos los hay a raudales, sin ir más lejos los descendientes de García Lorca no reconocieron nunca su homosexualidad y guardaron celosamente, hasta que fue publicada a mediados de los 80, casi de forma clandestina, esa maravilla que son Los sonetos del amor oscuro, la obra en que trabajaba cuando fue asesinado. La lista sería interminable y las obras que duermen en um cajón esperando centenarios o alguna cifra redonda para celebrar y aumentar sus propias arcas también.

01 diciembre 2005

Viendo La ansiedad de Veronika Voss (1982), de R. W. Fassbinder

Hace años leí Ya dormiré cuando esté muerto, una biografía de Fassbinder escrita por Harry Baer, estrecho colaborador y actor del director alemán, que narraba la frenética vida de uno de los directores más interesantes de las últimas décadas. Es incomprensible como en apenas 15 años realizó una cuarentena de películas (amén de obras de teatro, piezas para televisión, etc.) con algunas verdaderas obras maestras y cuyas huellas perviven sin ir más lejos en Pedro Almodovar.

Una de esa obras magnas es, sin duda, La ansiedad de Veronika Voss, filme que narra el encuentro fortuito entre un periodista y una actriz olvidada, famosa durante el nazismo (está ambientada en los años 50) y adicta a la morfina. Con un estilo barroco (pese a la precariedad de medios con los que solía contar el director alemán) y una iluminación esplendida y desmesurada, el filme se convierte una una radiografía de la época de Adenauer, y de cómo el capitalismo y la corrupción iba penetrando en la sociedad alemana surgida tras la guerra.

Si hoy consideramos prolífico a Woody Allen por rodar una película al año, la carrera de Fassbinder escapa entonces a toda lógica. Ese debería llevarnos a una doble reflexión: cuánto talento quedará en el olvido por falta de medios para llevarlo a cabo (aún me la debes Andrés Vicente Gómez por quitarle El embrujo de Shangai a Erice y dársela al mediocre de Trueba) y que esto mismo tampoco debe ser un escudo donde esconderse, pues como el propio Fassbinder demostró, allí donde no llega el dinero puede llegar el genio.