28 septiembre 2006

Viendo Alatriste (2006) de Agustín Díaz Yanes y Salvador (2006) de Manuel Huerga

Dos rabiosas novedades de la cartelera española:

El vox populi hace tiempo que venía anunciando que la película de Díaz Yanes (la más cara del cine español) estabra primorosamente ambientada. Es cierto. La escenografía, vestuarios, decorados y exteriores son excelentes, recrean la época y el imaginario que de ella tenemos a traves de libros, cuadros, etc., reproducidos hasta el más mínimo detalle, como La rendición de Breda de Velázquez. Los actores tampoco están mal, Viggo Mortensen es creíble en el papel de Alatriste, y uno se acostumbra en seguida a su extraño acento, más que habla susurra.

Decía Douglas Sirk que el cine es “motion and emotion” y a la película de Díaz Yanes le falta lo primero, porque moverse se mueven un huevo. Si bien hemos alabado antes todo lo que rodea al filme, lo principal, que es el guión, no existe. No sabemos cuál es el propósito de la película. Sí sale Alatriste, de acuerdo, pero y qué, lo vemos saltar de Flandes a Madrid, ahora mata a uno ahora salvo a otro, sin un objetivo claro. Los que han leído los libros dicen que se han querido condensar las cinco novelas (creo que son cinco) en dos horas y eso es imposible (o no lo han sabido hacer). No hay concreción, vemos personajes que desaparecen sin más otros que aparecen de la nada, otros totalmente prescindibles, etc., en pos de la exhaustividad se han dejado por el camino la historia.

Si bien es necesario para el cine español grandes producciones y filmes de época como éste, también sería conveniente que alguien entendiera la importancia del guión, sino importaremos sólo lo peor de Hollywood: la espectacularidad, los golpes de efecto... pero nos dejaremos por el camino el alma.

---

Salvador es una excelente película, perfectamente ambientada, narrada con tensión y maestría y con una interpretación soberbia de cada uno de los actores, en especial Sbaraglia. (En este punto me surge la duda de si en el resto de la piel de toro se traducirán los diálogos en catalán: sería un absurdo porque, como en todo doblaje, se perdería el gran trabajo de los actores no nativos.) Quizá se recrea en exceso con el morbo del garrote, entiendo la crítica, el alegato contra la pena de muerte y la sensación de desasosiego que quiere conseguir Huerga en el espectador, pero lo alarga demasiado seguro de su efectismo. En cualquier caso una gran película.

Dicho esto, no está de más mencionar que históricamente sí que es discutible. Los propios excompañeros de Puig Antich en el MIL lo han dejado por escrito. El protagonista aparece demasiado inocente -nada que decir de la excelente interpretación de Daniel Brühl- y sin un fuerte compromiso ideológico (un chico bueno que se deja llevar por las malas compañías). Se hace referencia al paripé que fue el juicio, pero no se hace énfasis en lo mal que se llevó el caso por parte de sus inexpertos abogados –excelente también Ulloa- y, sin duda, la conversión ideológica del personaje de Sbaraglia históricamente me es muy difícil, sino imposible, de creer. Pero todo esto es historia, y aunque como documento histórico es discutible, como filme de ficción es excelente.

---

Last news: Volver se ha impuesto a Alatriste y Salvador como candidata española a los Oscar. Para mí el mejor filme de los tres es Salvador. Volver, como ya comenté aquí, también es un buen filme, pero en estas cosas lo más importante no es la calidad sino saber venderse y Almodóvar en eso es un maestro y ahora que ha vuelto a la Academia sería un feo no nominarle.
Se comenta en los mentideros que tanto Pe como el propio director manchego pueden ser nominados a los Oscar en sus respectivas categorías. Al tiempo.

26 septiembre 2006

Viendo El péndulo de la muerte (1961) de Roger Corman y La mujer del aviador (1980) de Eric Rohmer

La verdad, nunca he sido muy aficionado a las películas de terror, al género en sí me refiero, porque las buenas películas, como dije el otro día, no tienen género. La Hammer, sin duda, es la productora tótem, o al menos, la más prestigiosa. El péndulo de la muerte que pasa por una de sus mejores obras, con Vincent Price como intérprete y con Roger Corman como director de lujo, es bastante flojita. Ni ese pretendido juego crómatico donde los colores y los filtros en cámara representan la personalidad de los personajes ni el insulso guión atrapan. Lo mejor, quizá, la última vuelta de tuerca del final.

En fin, no sería justo condenar a la productora por un filme, puesto que se hicieron grandes películas ahí y fue cantera para actores míticos como el propio Price o Jack Nickolson. Recuerdo en mi tierna infancia haber visto las películas de Fu-Manchú protagonizadas por el malvado Christopher Lee que me mantenían paralizado en la butaca, bueno en el sofá (si no me equivoco las daban los sabados por la tarde, en una época en que podías encontrarte ciclos míticos como el de los hermanos Marx ¡en B/N y en una televisión pública! o westerns memorables). Dicen los entendidos que los mejores Drácula fueron también los de la Hammer interpretados, como no, por el mítico Lee, un día de éstos les echaré un ojo y les cuento.

---

Eric Rohmer es uno de esos grandes directores de los que afortunadamente todavía me quedan películas inéditas por disfrutar. La mujer del aviador es una sencilla comedia donde el director francés vuelve a su tema preferido, las relaciones de pareja. Fiel a su estilo, Rohmer rueda con sónido directo, luz y escenarios naturales. Una simple anécdota y el azar es suficiente para que construya un filme, un instante de vida, que muestra el triangulo amoroso de unos jóvenes parisinos.

Si bien no es una de sus obras maestras, como Perceval o Cuento de verano, es un grandísima película que se disfruta en un suspiro y que demuestra que, a veces, la sencillez es más que suficiente para rodar una obra espléndida.

21 septiembre 2006

Spanish bombs 2: De Elvira Lindo a Ciutadans-Partit de la Ciutadania

Sí amigos, creo que ha llegado el momento de recuperar viejas secciones que teníamos olvidadas. Hoy, la miscelanea de las Spanish bombs.

- La polémica que ha suscitado que Elvira Lindo realice el pregón en la Mercè parte, para mí, de un propósito equivocado. No es relevante que haga su discurso en catalán o castellano, esto es, sí Woody Allen lo hiciera nadie le exigiría que hablara catalán, diría algunas palabras de rigor sí, para despertar la simpatía del auditorio, lo cual siempre es de agradecer, pero el simple hecho de que aceptara ser el pregonero ya sería un honor mutuo.
El problema es que no se entiende qué méritos ha hecho esta señora para hacer pregones o discursos de ningún tipo: es una pésima escritora, nefasta guionista, peor articulista y deleznable actriz. A parte, claro, de que no tiene ningún vinculo con la ciudad más allá de sus editores. Creo que éste es el verdadero motivo por el que provoca rechazo su presencia. Claro que, sabiendo que esto se pactó en la época Clos, no me extrañaría que éste pensara que Lindo y Cervantes son la misma persona.

- Hace tiempo que observo perplejo la evolución del nuevo partido político Ciutadans-Partit de la Ciutadanía. A parte del cacofónico nombre y su anticatalanismo-lerrouxismo poco más se sabe de su programa electoral. Me sorprende que sus cabezas visibles, a los que, solo así lo entiendo, con mucho humor se les llama intelectuales, se hayan borrado de las listas. Veamos:
. Arcadi Espada egoperiodista cuyo mayor mérito es tener un mediocre blog de prosa soporífera.
. Ivan Tubau, pésimo poeta cuyo mayor hallazgo narrativo ha sido repetir las palabras de Rubianes de que se la suda España, etc., pero sustituyendo la palabra España por Cataluña, sin obviar, claro, las denuncias por acoso sexual que presentaron sus alumnas.
. Albert Boadella; es curioso que él que es catalán, habla catalán y hace teatro en catalán sea ahora anticatalanista, yo lo de Boadella he pensado siempre que es una boutade, cualquier día dice que es independentista y que reniega de todo lo anterior, de hecho, el otro día en la convención del partido, o something like that, ni fue, eso sí, presentó el mismo texto que ya había sacado en alguna otra ocasión, no parece que esté mucho por la causa.
En fin, parece que al único primo que han convencido para que se presente es a un niño de 26 años al que han sacado en pelotas en los carteles para mayor hazmerreir de la clase política catalana. Para que Piqué digan que Ciutadans son la extrema derecha...

- Dos recomendaciones, si el blog del Espada es un peñazo, es muy probable que uno de los mejores que hay en este país sea el del músico Ignacio Escolar. Éste, junto con el de pixel y dixel (dedicado a las nuevas tecnologías) son los únicos que consulto cada día, a parte de los de los colegas claro.

Hagan sus comentarios, dejen sus recomendaciones y sean felices.
See you,

Z.

18 septiembre 2006

Viendo Domino (2005) de Tony Scott y Corrupción en Miami (2006) de Michael Mann

Bien amigos, hoy vamos a hablar de dos estrenos calentitos.

Mis adorados fans sabrán que el cine de acción, como género, no me atrae demasiado, aunque un buen filme siempre será un buen filme. A mi juicio, dos de los mejores directores del género son Tony Scott (hay quien dice que es el hermano bueno) y Michael Mann. Ambos tienen auténticos peñazos a sus espaldas (para qué dar títulos) y grandes películas, por ejemplo El último boy scout el primero y El dilema el segundo. Veamos sus últimos trabajos:

Domino: La historia es sumamente atráctiva y la Keira, que también, no lo hace mal. La película tiene ritmo, pero es tramposa en su guión. No aburre pero tampoco es memorable. Los secundarios como Christopher Walken y Mickey Rourke (que ha vuelto hecho todo un actor de su descenso a los infiernos; memorable era su personaje en Sin City, la mejor adaptación de un cómic que yo haya visto, a pesar de que un episodio de los tres era bastante flojo) salvan la película en más de una ocasión, no así los dos personajillos de Sensación de vivir, como anécdota está bien que aparezcan, pero se abusa de ellos. En fin, correctilla y palomitera, para ver y olvidar.

Corrupción en Miami: Así como las películas de Tony Scott tienen un regusto patriotero y fascistoide, confio mucho más en Mann y le creo capaz de hacer grandes títulos. Es de los pocos directores actuales que sabe llenar un Scope. No obstante, en la adaptación de la famosa serie televisiva no ha demostrado méritos.

Recuerdo la serie de mi tierna infancia y tenía un estilo propio que no ha captado la película: el rollito que se llevaban los dos protagonistas, las notas de humor (el cocodrilo aquel del barco aquí no aparece), etc., eran más humanos. Aquí Mann los ha transformado en superhéroes y el filme es frío como el acero, no hay humanidad en ellos (pese a ese lado oscuro, tan propio de Mann, que le hace enamorar al prota con la mala de la película). Foxx y Farrell (que aún espero que me demuestre que es un buen actor) son dos armarios, la presencia de Tosar es testimonial y Gong Li estaba mucho más mona cuandro trabajaba con Zhang Yimou. Para postres, final abierto con lo que pronto tendremos una segunda parte. No creo que la vea.

14 septiembre 2006

Leyendo La muerte en Venecia y Mario y el mago de Thomas Mann

Vamos con dos novelitas del premio Nobel alemán:

La muerte en Venecia es uno de aquellos grandes clásicos de la literatura (al igual que su versión cinematográfica lo es del séptimo arte, pese a que, vista hoy, el exceso de zooms, novedades de la época sabe usted, lastra algo el filme de Visconti).

Confieso que entré algo frío en la novela, se notaba el talento literario a la hora de narrar, pero no empatizaba. No obstante, pocas páginas después, desde el momento en que el escritor arriba a Venecia y se topa con el joven Tazio, me atrapó totalmente. La descripción del personaje contiene alguno de los momentos líricos más altos que leí nunca y la decrepitud del protagonita, paralela a la peste que recorre la ciudad, son narrados también de forma magistral.

A mi memoria acuden los versos del gran Cernuda: "mano de viejo mancha el cuerpo juvenil si intenta acariciarlo". La realidad y el deseo que, como en el gran poeta sevillano, chocan también en la creación litearia de Mann.

---

Mario y el mago es también una novelita breve. Ambientada igualmente en Italia y escrita alrededor de 1930 parte de una anécdota: el estio de una familia alemana en una localidad turística italiana y su asistencia a una velada de magia. Mann personifica en el personaje del mago la atracción y el rechazo que, a partes iguales, Mussolini suscitaba en la sociedad italiana de la época. El autor parece advertir el peligro que supone el personaje y muestra su total rechazo.

Paradojas del destino, tres años más tarde sería el propio Hitler quien ganaría democráticamente unas elecciones.

11 septiembre 2006

Rubianes somos todos

En fin, para que no se diga que damos la espalda a la actualidad, toquemos el espinoso tema Rubianes.

Creo que es altamente peligroso que la derecha de este país, o lo que es más grave, el principal partido de la oposición, se vuelque cada vez más en la extrema derecha. A mi juicio, lo que es intolerable no es que Rubianes diga ésto o aquéllo (unos considerarán más afortunadas que otros sus declaraciones), lo que es inadmisible es la censura, sea contra la obra o contra la persona, y fomentada, además, por grupos de extrema derecha que, a lo que parece, tienen alto respaldo en la calle Génova, y que en ningún caso han visto o conocen la obra que censuran. Obra, por otro lado, espléndida y que nada tiene que ver con esta polémica (ya la comentamos hace tiempo http://zeligmania.blogspot.com/2006/02/representado-lorca-eran-todos-de-pepe.html) . Esperpéntica también es la figura de Gallardón que sabiendo que Rubianes iba a retirar su obra sale a la palestra intentando apuntarse el tanto. ¿El tanto de prohibir, de censurar? Parece que el antaño adalid del ala más democrática del PP ha arrojado la toalla.

Aquellos que hemos visto "Rubianes solamente" o alguna de sus múltiples apariciones televisivas, sabemos que esa es su forma de expresarse, guste más o guste menos, pero que es la misma que usa el vulgo cuando se caga a diario en este político, en el de allá, en la derecha, en la izquierda o en la monarquía. ¿Dónde están aquellos dirigentes de la derecha, y algunos también de la izquierda, que no hace mucho salieron a defender la libertad de expresión con el asunto de las viñetas? ¿Acaso no estamos ante el mismo ejemplo? Les he oído decir aquello de que se represente sí, pero no con mi dinero. Y el mío, ¿no vale igual?, porque yo sí quiero que se represente. Otra vez, el discurso intolerante que niega la voluntad del otro. Fue a esa España rancia, casposa e inquisitorial (la misma que mató a Lorca y que impide que se represente una obra inspirada en su figura) a la que Rubianes mandó a tomar por culo. Bien mandados están.

Reflexión final para navegantes. Dijo Voltaire: "No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a decirlo." Pues eso.

07 septiembre 2006

Escuchando a Amparanoia y Loquillo (Catalonian Park)

Sí amigos, en días alternos, el sufrido Zelig, que está hecho un marchoso, se metió dos conciertos entre pecho y espalda:

Amparanoia dio un concierto agradable, sencillito. Esperaba un directo mucho más contundente, no es Manu Chao, vaya. (Botón de crónica rosa: el otro día O. Bronsky me apuntaba que fueron pareja.)

Por decirlo claro, con los conciertos del parisino pierdo dos kilos saltando y es posible que con la granadina los ganara bebiendo cerveza. Ya se sabe, la fama cuesta.

---

Hablemos del Loco. La verdad es que quitando cuatro canciones de los ochenta, nunca le he prestado demasiada atención, a pesar de que me consta, y esto me parece interesante, que ha cantado a poetas como Salvat-Papasseit o Gil de Biedma. Tenía una idea preconcebida de que cantaría pegado al micro y sin moverse, en plan plomizo. Todo lo contrario, no paró de moverse, fumar y dar saltos imposibles (el impacto fue el mismo, con sus cuarenta y tantos y metro noventa, que cuando vi en directo hacer lo propio al gordo cantante de los Manic Street Preachers y a una guitarrista que llevó en una gira P. J. Harvey y que hacía, como mínimo, dos armarios roperos).

A pesar de que música y letras no eran nada del otro mundo, sí que había una actitud digamos chulesca y rocanrolera (si es que tal cosa existe) que hizo el concierto muy entretenido (también entendí todas las fobias que despierta el personaje), amén de una buena banda (que como dice el señor Mark Cohen parecían más The Who que los Trogloditas). Con todo no cantó "La mataré", ya se sabe, cosas de lo políticamente correcto.

PD: Leo una entrevista de hace años a Loquillo y le preguntan sobre si Corre rocker, el libro del ex-troglodita Sabino Méndez (parece que ahora vuelven a ser amigos), es fiel a sus vivencias en los ochenta. Contesta Loquillo: "La mitad del tiempo Sabino no sabía dónde estaba. Habrá hecho una labor de investigación". Jo, jo, es un cachondo este tio.

04 septiembre 2006

Viendo Space cowboys (2000) de Clint Eastwood y El noveno día (2004) de Volker Schlöndorff

Buena película ésta del camarada Eastwood, parece una reunión de amigos donde él disfruta rodando e interpretando. Pese a lo inverosímil del guión en algunas secuencias, Eastwood sabe sacarle partido riéndose de sí mismo. Los actores están espléndidos y el filme está rodada con una mano exquisita.

Me quedo con la secuencia final del cowboy Tommy Lee Jones montado en el misil camino a la Luna, que no es sino el reverso de la famosa escena final de ¿Teléfono rojo?, volamos hacia Moscú, donde el Mayor se lanzaba desde un B-52 sobre territorio soviético cabalgando en una bomba nuclear. El mensaje no puede ser más claro, cuarenta años después de aquella escena, el director norteamericano homenajea la obra maestra de Kubrick y nos vuelve a advertir, con el mismo humor que su predecesor, del peligro de estas armas.

---

El noveno día. Durísimo e inapelable el filme de Volker Schlöndorff. Rodada con una sobriedad extrema, asistimos al encarcelamiento de un influyente cura católico en un campo de concentración al que dan nueve días de plazo -y prometen la libertad- si consigue convencer al máximo mandatario de la iglesia católica luxemburguesa para que dé su apoyo público al régimen nazi.

El filme no es nada complaciente y pone en cuestión el papel de la iglesia católica en la segunda guerra mundial. Si bien es verdad que el Papa de la época (que no recuerdo el nombre) se mostró más bien tibio con la Alemania nazi e incluso apoyó a Mussolini (ahí están los famosos versos de Lorca en Poeta en Nueva York y su “Grito hacia Roma”) no lo es menos que hubieron también representantes del clero que lucharon contra el nazismo y fueron encarcelados en campos de concentración.

Al debate moral propio y colectivo (el filme está basado en una historia real) se unen en el protagonista la pérdida de la fe y el horror de volver de nuevo al campo de exterminio. Las escasas escenas de éste son espeluznantes (uno ve en ellas todo aquello que Levi narraba en Si esto es un hombre).

A destacar la interpretación de Ulrich Matthes, si en El hundimiento hacía una interpretación sobrecogedora como Goebbels, aquí se sitúa en un registro totalmente opuesto y está espléndido como sacerdote, su manera física de mostrar el horror es demoledora. En definita, una obra maestra contemporánea.