22 noviembre 2006

Viendo Hacia el sur (2005) de Laurent Cantet y El tiempo que queda (2005) de François Ozon

Hoy dos películas fracesas, ¡Vive la Republique!

Hacia el sur. ¿Existe el cine para mujeres? Yo nunca me creí esa chorrada, es igual que lo de la comida para perros, algo prefabricado, sin sentido, existe el cine como la comida, bueno o malo, pero sin género, aunque, seguramente, éste sería el típico filme que cualquier criticucho catalogaría como cine femenino.

Cantet presenta un trabajo correcto, le da la vuelta al turismo sexual y presenta a una serie de mujeres, cuarentonas y cincuentonas (a destacar la interpretación de la antaño sex simbol Charlotte Rampling) que veranean cada año en Haiti, para amancebarse (me encanta esta palabra) con los morenos nativos; ni que decir tiene que eso genera todo tipo de conflictos y celos entre ellas, a parte de mostrar sin ningun pudor la manera en que compran el amor y la cruda realidad del país al que las damas son ajenas, recluídas como están en su hotel y playa paradisíaco. En resumen, un buen filme.

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El tiempo que queda. (Por cierto, no sé por qué coño traduzco los títulos si los veo en versión original; en fin, eso es otra historia.) A mí Ozon es un tío que me interesa, y aunque tampoco estoy muy al corriente de lo que hace, sí que he visto algunos de sus filmes, repasemos: Gotas de agua sobre piedras calientes, obra maestra; Los amantes criminales, mala; Ocho mujeres, mala y hay otras como Swimming Pool que tengo ganas de ver (y no por Ludivine Sagnier, claro), así que me enfrenté a El tiempo que queda, en guardia, por si acaso. Pero en este caso, Ozon ha hecho un buen trabajo.

El filme narra la vida de un fotógrafo joven y arrogante al que le diagnostican un cancer terminal. La película es valiente porque no pretender que el personaje se redima y por su postura vital de dejarse morir y no aceptar tratamiento alguno. Melvil Poupaud, que años ha protagonizó la obra maestra de Rohmer Cuento de verano, interpreta al enfermo de forma magistral, mención especial también, para la señorita Valeria Bruni Tedeschi, para su sufrido marido y para el personaje del padre. En suma, no es esa maravilla de Gotas de agua... pero sí una gran película.

20 noviembre 2006

Viendo Pequeña Miss Sunshine (2006) de Jonathan Dayton y Valerie Faris y Una verdad incómoda (2006) de Davis Guggenheim

Bien, vayamos con dos estrenos, a la par que dos recomendaciones:

Pequeña Miss Sunshine es una buena película. Aunque el filme es el enésimo retrato de la familia típica americana vista desde un punto de vista ácido e irónico (como lo era American Beauty, no de la forma descarnada de Happiness, la obra maestra de Todd Solonz) no por ello deja de sorprendernos; aquí la premisa de que una niña gordita quiera ser reina de belleza, a la par que tiene un abuelo drogadicto, un tío suicida, un hermano que no habla y sólo se comunica con una libreta, y unos padres en permanente conflicto funciona perfectamente en la trama, tiene momentos divertidos, incómodos (el striptease de la niña) y emotivos (cuando el hermano descubre que es daltónico).

En la sala había más de una familia con niños, eso me hizo reflexionar (sí nunca se sabe cuándo puede ocurrirle esto a uno) que no es para nada un producto infantil al uso, no es ñoño ni está bañado de humor blanco y escatológico, pero tal vez iría siendo hora de no tratar a los niños como imbéciles y dejar que se acerquen a estos productos, que, por otro lado, tampoco retratan nada que no vean en su día a día y nos dejemos de una vez por todas de prejuicios y sobreprotección.

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Una verdad incómoda es un documental interesante, aunque más que un documental es una conferencia, al estilo de las que debe dar Al Gore en las universidades americanas, representada para ser filmada. La fuerza del documental está en las imágenes y, sobre todo, en los datos que ofrece que pintan un futuro, cuanto menos, catastrófico.

Centrado en las consecuencias del cambio climático, las actuales y futuras, Gore también aprovecha para criticar sin reparos a la administración Bush y su política medioambiental, se nota que todavía está resentido por el pucherazo de Miami de las primeras elecciones, pero, obviando esto, parece claro que si aquel puñado de votos amañados que dieron la victoria a Bush hubieran caído del otro lado, nuestro presente, tal vez, sería hoy algo distinto.

12 noviembre 2006

Leyendo V de Vendetta de Alan Moore y David Lloyd y El show de Cowboy Wally de Kyle Baker

Queridos mortales, vamos a comentar hoy un par de comics leídos recientemente, recuerden que es el noveno arte:

V de Vendetta. Hace un tiempo comenté en esta misma página From Hell, si aquél me encantó, he de decir que, en esta ocasión, el amigo Alan Moore me ha decepcionado un poco. (Me guardaré de opinar sobre si comparto la visión anarquista y violenta del protagonista; nunca se sabe qué nos deparará el futuro.) Encontré que pese a un planteamiento atractivo -excelente la visión apocalíptica de Gran Bretaña, entiendo perfectamente que el bueno de Moore a principios de los ochenta imaginara esa visión para nuestros días teniendo en cuenta los duros años del tatcherismo-, el libro va perdiendo fuerza y se enreda demasiado en personajes secundarios, a los que, sinceramente, a veces me costaba diferenciar. Sin duda, las vicisitudes que tuvo Moore para tirar adelante el proyecto, que quedó inacabado unos cuantos años, influyó en el resultado final.

En suma, disfruté pero no me volvió loco, creo que, en cualquier caso, es una obra de juventud de Moore y Lloyd. Algún día leeré Watchmen, obra a la que tengo bastantes ganas y más expectativas y les cuento. Por cierto, no he visto la versión cinematográfica de V de Vendetta así que no puedo hacer comparaciones, la tengo en mi lista de espera, pero es que es tan larga...

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El show de Cowboy Wally, en cambio, ha sido toda una sorpresa. Un cómic divertidísimo. Narra la biografía y peripecias de un personaje abyecto: analfabeto, bocazas, borracho... que logra ser una estrella de la televisión. El cómic es una crítica feroz y divertidísima a las producciones televisivas y cinematográficas que se lee en un suspiro.

A destacar la comida en que unos productores y el propio Cowboy Wally planean hacer Hamlet introduciendo, entre otras ideas disparatadas, a un robot en la acción. Descacharrante.

08 noviembre 2006

Cronica de la 2.ª Quedada Zeligmaníaca (by O. Bronsky)

"Como ganador que soy del concurso Ereccions 2006 me ha tocado en premio escribir la crónica del evento del año. Por fin, tan esperado párrafo:

Allí quedamos, en ese feudo de resistencia jeviata y cima del cenar a deshoras que es el Bar Tramuntana de Terrassa. Como las novias, Zelig se hizo esperar pero cuando llegó nos deslumbró a todos con su aspecto cándido y virginal. Un grupo de seguidores desplegó pancartas en las que se podía leer “Yo también soy Zelig”. Comimos, departimos, reímos y los presentes fuimos obsequiados con una chapa conmemorativa del evento. Todos la enganchamos en nuestras camisetas, cerca del corazón. El gran momento de la noche fue cuando llegó a la mesa un pedazo de tarta de Santiago con una vela –sí, de las típicas que enciendes cuando se va la luz para llegar sano y salvo a los contadores–, que el bueno de Zelig sopló para regocijo del bar entero.

¡Hasta pronto amigos!

Oscar Bronski quién, con alegría, toca su tamborcillo rojiblanco para celebrar tan singular noche."

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(Bien, queridos mortales, se ha hecho de rogar, pero al fin, la señorita Bronski nos mandó su breve, pero intensa, crónica de la quedada zeligmaníaca [el que quiera puede complementarla en los comentarios]. Saludos.)

05 noviembre 2006

Viendo El laberinto del fauno (2006) de Guillermo del Toro y Scoop (2006) de Woody Allen

De Guillermo del Toro había visto anteriormente El espinazo del diablo y Cronos, la segunda apenas la recuerdo, tuvo bastante éxito en su momento como cinta de gran imaginación hecha con pocos medios, pero me pareció que no había para tanto, y la de El espinazo la verdad es que me aburrió de lo lindo. Con El laberinto del fauno me ha pasado algo parecido, no me ha seducido. Hay que decir que Sergi López como malo malísimo está estupendo y la niña y la Verdú se pueden soportar, ahora bien Ariadna Gil, y ya lleva unas cuantas, está para matarla y la historia en sí, más allá de la anécdota, no me interesó.

Me pareció que las dos tramas: la de la niña y sus faunos y la de Sergi López y la Gil no tienen punto de unión. Del Toro parece decir: voy a hacer una película sobre los duros años de la posguerra (vaya usted a saber por qué le interesa tanto este período histórico) y introduciré una historia fantástica de una niña que es una princesa, etc. Ya, muy bien, tienes mucha imaginación tio, pero las historias no casan, no basta con hacer dos historias paralelas con un leve nexo, hay que integrarlas. Sí, los "monstruos" están muy logrados y visualmente es impactante, pero el filme se queda ahí, en la anécdota. Bien es cierto, que al subcomandante Mofletes le entusiasmó, así que presumo que es un filme que tendrá críticas dispares.

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Creo que lo he dicho aquí alguna vez, pero es algo que vengo defendiendo desde hace tiempo, Woody Allen no había sabido envejecer su personaje, le sobra talento a raudales y por eso es capaz de hacer siempre grandes películas, pero su personaje ya no resultaba creíble como seductor de jovencitas (aunque en la vida real pueda serlo, ya se sabe que la realidad supera a la ficción). Bien, pues en Scoop parece que lo ha comprendido, si unos filmes atrás hubiera hecho que la Johansson se enamorase de él, aquí hace de su supuesto padre. El filme es divertidísimo. Ojo, no es ni Manhattan ni Annie Hall, y tampoco es una obra maestra como lo es Match Point; lo digo, porque aunque yo no las he leído, ya me han prevenido de ciertas críticas que dicen que Scoop no está a la altura de ésta. Eso es cierto, pero aún así es un filme divertidísimo, de lo mejorcito de Allen en los últimos años.

La Scarlett, a parte de preciosa claro, está fantástica; el periodista fantasma y Hugh Jackman lo mismo, y como no, Allen, el gran Splendini, mucho más. Impagable como mago, como médium del más allá y, sobre todo, relacionándose con la alta burguesía inglesa. El filme tiene referencias surrealistas, fellinianas e incluso se puede ver a la muerte (¿homenaje bergmaniano a El séptimo sello?) conduciendo una barcaza. Para colmo, en el filme Allen dice cuál es la religión que profesa que, casualidades de la vida, es la mía: el narcisismo. En fin, véanla: "les quiero, son ustedes un público encantador, un ejemplo para su raza".

01 noviembre 2006

Bodas de algodón: 2.ª Cena Quedada Zeligmaníaca

Queridos todos,

Quedan ustedes convidados a la ¡¡2.ª Cena Zeligmaníaca!!

Sí amigos, con motivo del primer aniversario de esta humilde página se convoca a todos sus lectores y colaboradores el próximo sábado 4-10-2006 a las 21.30 al Bar Tramuntana (en la curva de la Avda. Abat Marcet de Terrassa), santuario de la "nouvelle cuisine" cuya famosa bodega de vino turbio atrae masas de allende mares, y que ya tuvo el honor de acoger nuestro primer encuentro.

Así pues, adelante, vayan apuntandonse en los comentarios (algunos de ustedes ya han manifestado su deseo de asistir bien pública o privadamente; se les espera). Por cierto, el tío Zelig, adelantándose a posibles sugerencias de desaprensivos, quiere dejar claro que no costeará las cogorzas ni los planxats de nadie, jeje. Ahora bien, sí que soy partidario de colectivizar la cuenta.

En fin, nada más, ¡oh, bueno, se me olvidaba! ¡Oh, Dios mío! ¡Cómo es posible! Cuando pienso que afortunado serán todos los que asistan... Les aguarda un regalo tan absolutamente espectacular a todos los presentes que demuestren haber escrito un post en esta página... ¡Oh, cielos, qué afortunados son ustedes! La vida les sonríe no hay duda, en fin, yo no me lo perdería...

Z.