22 mayo 2006

Viendo Caché (2005) de Michael Haneke

Interesante filme el del director austríaco: una pareja recibe unas cintas de video anónimas donde se les ve a ellos en situaciones cotidianas. Con esta premisa, Haneke construye un discurso sobre la culpabilidad del mundo occidental. Como él mismo declara, el bombardeo diario de imágenes violentas del tercer mundo en los países ricos, que disfrutan de paz, avivan nuestra mala conciencia. El director se centra en un episodio de la infancia del protagonista Daniel Auteuil, que está absolutamente espléndido, por contra la Binoche, una grandísima actriz (en Azul, por ejemplo, de mi idolatrado Kieslowski, se salía), no me acaba de convencer. Haneke construye el discurso de culpabilidad mediante este episodio infantil que relaciona a su vez con el drama de la independencia argelina. Ni que decir tiene que los recientes disturbios de los barrios marginales franceses, en su mayoría descendientes de inmigrantes, es una de las consecuencias de esta mal llevada globalización. Auteuil escapa de esa culpabilidad tomando pastillas para domir, pero eso no impide que el problema siga latente.

Como es habitual en él, el director austríaco construye un ambiente opresivo con escenas impactantes: el suicidio del argelino, que se intuía en los dibujos anónimos ¿no serían obra del mismo Auteuil, es decir de su propia conciencia? Asimismo, como buen filme francés que se precie, hay también una crítica feroz a la pequeña burguesía y a las relaciones de pareja. Al final del filme, la pregunta inicial se diluye, poco importa quién envía las cintas, ¿tal vez el propio Haneke? pues ellas no son nada más que el resultado de esa mala conciencia que persigue a Auteuil y que debería perseguir a toda la sociedad que permanece impasible, si no alienta, los desmanes que suceden lejos de los países occidentales.

8 comentarios:

Zelig dijo...

Aunque con retraso don Lev, ahí tiene mi opinión y divagaciones sobre el filme, espero sus comentarios y los de todos ustedes.

Profesor Zelig, al servicio de sus fans.

Anónimo dijo...

A la Binoche se le está inflando la cara y cada vez se parece más, de cara también, a la Juliette Lewis, lo que no sé es quién canta peor de las dos

Zelig dijo...

Estamos de acuerdo.
Yo en el tema parecidos razonables siempre me fue imposible distinguir entre Lopetegui (ex portero de Barça entre otros equipos) y la tenista Conchita (ya se le puede llamar Concha ¿no?) Martínez, nunca sabía quién era cuál y de qué sexo era cada uno.

Anónimo dijo...

Estimado Zelig, yo vi la pelicula hace mucho tiempo y ya casi no la recuerdo...el tema es que me gustó su sutilidad contundente del que no pasa nada, pero echa en cara tantas y tantas cosas, vergüenzas que todo el mundo tiene que ocultar que realmente flipé. Si recuerdo algo especial ya lo colgaré...

Anónimo dijo...

Algo parecido a eso es lo que hace Carol Oates en sus novelas. Primero te presenta una situación idílica, un no pasa nada, "el sueño americano" para luego ir desconstruyéndolo,con crueldad, a cada página y lo que en apariencia parecía perfecto encierra la más oscura de las realidades.
Y en cuanto a Caché me gustó por ese mismo rollo. Destaco la escena casi final cuándo los padres se llevan al niño para el orfanato mientras tú lo ves desde los ojos de Daniel agazapado en el corral, que heavy, a mí esa imagen también me perseguiría toda la vida

Anónimo dijo...

Algo parecido a eso es lo que hace Carol Oates en sus novelas. Primero te presenta una situación idílica, un no pasa nada, "el sueño americano" para luego ir desconstruyéndolo,con crueldad, a cada página y lo que en apariencia parecía perfecto encierra la más oscura de las realidades.
Y en cuanto a Caché me gustó por ese mismo rollo. Destaco la escena casi final cuándo los padres se llevan al niño para el orfanato mientras tú lo ves desde los ojos de Daniel agazapado en el corral, que heavy, a mí esa imagen también me perseguiría toda la vida

Zelig dijo...

Sádicamente Haneke no sólo hace que lo veamos con sus propios ojos, sino que somos nosotros mismos los que estamos agazapados y nos preguntamos qué crueldades no habremos cometido, de cuáles debemos sentirnos culpables, y cuáles nos perseguirán toda la vida.

He de decir, que yo, estando como estoy en mi proceso de beatificación (de momento he pasado la primera entrevista del proceso de selección, aunque todavía he de hacer algún psicotécnico y alguna que otra dinámica de grupo)lo vi de forma distanciada, ya que el mal no ha hollado en mí.

Anónimo dijo...

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