16 octubre 2006

Representando El arquitecto y el emperador de Asiria de Fernando Arrabal

Tenía muchas ganas de hincarle el diente a esta obra de Arrabal, que pasa por ser una sus mejores. Desconocedor como soy tanto de su obra como del grupo Pánico, que mejor entrada a sus textos que a través de uno de los más representativos. Bien, pues visto lo visto, he decir que tanto la obra tanto como el montaje me defraudó.

La representación en sí adolece de ese castigo del mal teatro que es el grito indiscriminado y el texto, para que vamos a negarlo, no me pareció nada del otro mundo. Hay voluntad por parte de los jovenes actores en hacerlo bien, eso es innegable, y el cambio de sexo del personaje del emperador, un hombre en el texto y una chica en el montaje, es un acierto; no obstante, el resultado final no me convenció.

El prestigio que tiene Arrabal fuera de nuestras fronteras es indiscutible (aquí hace muchos años que le pudo su personaje y se le tiene por un apestado) así que hacer una valoración de toda su obra con un solo texto es absurdo. Me seducen los textos vanguardistas, surrealistas o dadaistas (según sea el caso, también habría que ver quién es el guapo que distingue unos de otros), en este sentido soy un espectador receptivo, pero instalados como estamos en la posmodernidad dificilmente espantaremos con ellos a la burguesía (si es que todavía creemos que la burguesía va al teatro, y mucho menos a estas formas escénicas más marginales), así que creo que si no hay un gran texto detrás (pongamos Asi que pasen cinco años de Lorca) o si no es con humor, uno de los ítems característicos de la posmodernidad (La cantante calva de Ionesco), dificilmente estas obras soportaran el paso del tiempo.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Apestado?? este no es el de la mítica borrachera en los estertores de los 80 en un programa del no menos mítico sánchez dragó?? pues si es él, puedes contar que eso es lo que nos quedará de él para siempre...

Zelig dijo...

El mismito, por eso digo que aquí le pudo su personaje y así quedará sip. Por cierto que entre los miembros del blog hay quien tiene alguna que otra jugosa anécdota del bueno de Arrabal, pero no seré yo quien hable.

Anónimo dijo...

Yo conozco esa anécdota, je je ...
Tampoco la contaré.
La burguesía no va al teatro ehh, tampoco es que vayan las masas proletarias,si es que eso existe, entonces ¿quién va al teatro?
eso seria otro debatir.
Completamente de acuerdo, para mi Arrabal siempre será un personaje más o menos imbécil, y imposible asociarlo a buenes obras de la dramaturgia.

Zelig dijo...

Pues sí, eso sería interesante, al teatro va la clase media y sólo un cierto tipo de ésta (gente de la metrópolis, jóvenes), la burguesía o lo que yo entiendo como tal va al Liceo o al Nacional dependiendo de la obra

Anónimo dijo...

Burguesia, proletarios??? salís de un panfleto de engels o k pasa??!!! superad el pensamiento decimonónico!!
Y que alguien cuente la anécdota de arrabal, a ver si está a la altura de la televisiva...

Anónimo dijo...

A mi me encantaba Engels-bert Humperdinck.

Anónimo dijo...

lo de la anécdota es secreto profesional y no revelaré mi nombre

Zelig dijo...

Veo que deberá quedarse con las ganas mister Yom, tal vez si asiste a nuestra próximas quedada...

Engelbert Humperdinck, no sé que coño cantaba, pero el nombre es espléndido, si alguna vez tengo un gato...