Sobrecogedora la obra de Levi, superviviente de Auschwitz y escrita poco después de la liberación de los campos. Creo que nunca antes, sobre todo en las primeras páginas, tuve la tentación de abandonar la lectura. Con la cultura visual que arrastramos es muy difícil no poner imágenes al horror ahí descrito (golpeaban en mi memoria, sobre todo, el espléndido documental de Resnais, otro de los grandes, Nuit et brouillard).
Lo sobrecogedor del libro, contado todo en un estilo frío e impersonal (no hay ninguna implicación psicológica, ya que deshumanizados como estaban, los sentimientos era algo que quedaban a las puertas del campo), es alguna de las realidades que aporta sobre el día a día, a veces alejadas del imaginario que tenemos de los campos de exterminio. Casi no había integrantes de las SS vigilándolos, sino que eran los propios internos quienes por ganar favores accedían a controlar los lagers. Como el trueque y el robo eran condición indispensable para la supervivencia, no podías fiarte de nadie, y finalmente sobrevivieron, en su mayoría, aquellos que mejor supieron adaptarse a las reglas del lager: los más fuertes, los que tuvieron más contactos, los que más robaron; los otros, indefectiblemente, fueron cayendo. Cuenta Levi, en el advenimiento de su segundo invierno en Auschwitz, que nunca pensó que llegaría a vivir otro, primero porque dificilmente pensó que superaría el frío y las adversidades del primero y segundo porque, de hacerlo, desearía estar muerto para no llegar a un segundo.
Recomiendo el libro a todos aquellos que todavía defienden ese monumento a la infamia que es La vida es bella dirigida y protagonizada por el que es, sin duda, el peor actor de la historia del cine (y mira que ha habido malos) y uno de los seres más abyectos; no hay más que ver como vuelve a hacer la misma película, ahora ambientada en Irak, sin ninguno tipo de pudor, pensando solamente en recuperar la taquilla y el favor de los débiles mentales de Hollywood. ¿No es posible, entonces, la sátira? Por supuesto, pero para eso hay que ser grande, y tener un talento y una altura moral de la que el mezquino de Benigni carece, el mismo Chaplin admitió que de haber conocido todos los horrores nazis jamás hubiera rodado El gran dictador.
En suma, dura pero estupenda y muy recomendable la obra del italiano (en un futuro próximo leeremos La tregua, que narra su periplo por Europa tras la liberación y su vuelta a casa). Una lección de historia.
24 julio 2006
Leyendo Si esto es un hombre de Primo Levi
Publicado por Zelig a las 12:43
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18 comentarios:
Ke interesante me como un guisante
Sus comentarios son dardos afiladísimos, querido Demon.
recomendando lecturas ligeritas de verano, así me gusta! he necesitado 2 días para asimilar esto, lo admito.
Of course, mucho mejor que recomendar el enésimo bestseller de la temporada, el librito de autoayuda y el del famosete de turno (amén de hablar del "fenómeno" de la cursilada esa de "La sombra del viento") que recomendarán la mayoría de suplementos de verano.
Seguimos nadando a contracorriente, pero nadamos.
Para mi es un libro clave para entender lo que era un campo de exterminio, e intentar un mínimo acercamiento a lo que podian pensar los protagonistas de aquellos dias oscuros en aquella horrible situación. Impacta de verdad, y sobretodo, la frialdad de primo levi al narrar, que es increible y como dice mr zelig no se mete en grandes análisis psicológicos de los malos ni nada por el estilo, bastante tenia con intentar sobrevivir. Y eso es lo que hace, explicar como puede sobrevivir, que pensado así parece una nimiedad, pero si te paras friamente a pensarlo es terrible.
Del infame benigni ya le apoyé la última vez que nos encontramos, y no podria estar más de acuerdo. Pero sigo pensando en la cifra que debió poner sony para ganar todos aquellos oscarcillos dorados...que terrible noche aquella, en la que el cine vio mancillado su honor por el personaje/payaso en cuestión!!!
Estamos de acuerdo don Lev, con respecto a Levi y a Benigni. De hecho, yo deseaba que al subirse a las butacas resbalará y se rompiera los piños, aquello sí que hubiera sido grandioso.
Recuerdo una viñeta memorable (creo que fue en "El Periodico") donde se veia a unos espectadores saliendo del cine y se apelaba a todos los supervivientes del Holocausto a no acercarse a la sala, so pena de vomitar de asco.
Pues yo recuerdo que uno de mis profesores en la carrera de historia definió a la lista de schindler como el port aventura de las peliculas sobre la shoah, debido a la poca seriedad de la pelicula en cuestión, con lo que no imagino lo que pudo haber pensado/dicho al ver la patraña de la vida sinó bella es infesta, del inclito payaso. Y estoy con ud en que lo mejor, y no solo grandioso sinó gracioso hubiese sido un resbalón por encima de las butacas y un desvanecimiento en vivo del italiano de marras...
Querido/a Ariel he leído en más de una ocasión comentarios similares al suyo sobre "La lista de Schindler" lo cual hace que albergue alguna duda sobre el filme.
Personalmente (la vi en su estreno, tal vez, requeriría un nuevo visionado más maduro) me pareció un muy buen filme que quizá sí se puede calificar en algún momento de tendencioso o excesivamente efectista, pero que sí mantenía un rigor histórico (mucho o poco según los expertos, sobre todo, quizá, en la figura del protagonista), pero que a mi juicio no atentaba contra la moral(no recuerdo ningún judio gordo o que el campo de concentración pareciera un parque de atracciones como en "La vida es bella", por ejemplo).
Pues vaya por delante que a mi la lista de schindler me gusta bastante.Pero si que es verdad que hay algun que otro toque de humor que tal vez a los puristas saque de sus casillas (ver elección de secretaria, p.ej.). De todas formas la prefiero miles de veces a la patraña de benigni, sin mencionar su excepcional banda sonora.
Por otro lado, recomiendo la visita al campo de Auschwitz y al anexo de Auschwitz II-Birkenau, donde se puede tener una de las experiencias más sobrecogedoras que imaginan...En este segundo campo es donde se pueden ver aun los barracones con las literas donde se hacinaban los prisioneros y la mítica via del tren donde llegaban los trenes cargados con judios de toda europa. En el campo original, donde los barracones son de mayor calidad, mejor construidos, se encuentra ahora el museo del horror, con aquella legendaria inscripción en la entrada al mismo que decia: "el trabajo os hará libre" (arbeit macht frei). Sin comentarios.
No dejen de ir, y visitar si pueden el Kazimierz de Cracovia, el barrio judio convertido en guetto, donde también les aseguro parece haberse detenido el tiempo y paseando por alguna de sus callejuelas parece que en cualquier momento le van a detener a uno y subirlo a un tren destino al infierno...
Ese es el mundo que Primo Levi retrata magistralmente y sin alardes en este magnifico libro.
Pues sí querido creo que es un viaje que hay que hacer una vez en la vida.
Al respecto de los barracones recuerdo como Levi cuenta que dormían normalmente dos personas por litera, sino más, y como la infecta "sopa" que les daban cada día les obligaba a ir cada poco al lavabo (un cubo), con lo que siempre se estaban pisando y era difícil conciliar el sueño, tan necesario para la agotadora y fría jornada del día siguiente.
Ahora recuerdo también un pasaje sobrecogedor, explica Levi que cuando notaban el Sol en verano, tras meses de un frío extremo, uno llegaba a comprender como había culturas que veneraban al astro y como ellos mismos lo hacían con cada rayo.
Siempre que pienso en la experiencia de leer a Primo Levi, me acuerdo de "Las invasiones bárbaras". Cuando al personaje que está muriendo de cáncer le preguntan por qué siendo profesor de literatura y apasionado de la lectura, escribió tan poco él mismo, dice que cualquier acto de escritura se revela como irrelevante si no es capaz de evocar el dolor y la necesidad de la memoria que se encuentran en "Si esto es un hombre".
Coincido contigo en lo que dices sobre Levi y sobre Begninin. Pero todavía queda pendiente de resolver la preguta sobre por qué una narrativa tan cuestionables como la de Benigni se volvió tan popular y, por ejemplo, la reciente adaptación al cine de "Fateless" de Kertesz ha pasado casi desaperciba. Siendo que la primera es una sucesión de lugares comunes, y la segunda aporta una lectura novedosa de los campos de concentración, uno de los capítulos históricos sobre los que más libros y películas se han realizado y que, sin embargo, sigue siendo tan enigmático para nosotros.
Un abrazo Zelig, a ti y a los múltiples camaleones que seguro eres
No recuerdo la escena que citas de "Las invasiones bárbaras" aunque sí vi en su momento el expléndido filme de Arcand.
¿Has podido ver el filme basado en la obra de Kertesz? ¿Qué tal está? Yo no. De hecho dudo que se haya estrenado aquí.
Un abrazo a ti tambien.
De hecho, "Fateless" se acaba de estrenar en la Ciudad de México y, como la mayoría de las películas con cierta ambición, no duró más que la semana de rigor. Yo la vi con unos amigos, reacios a ver, como dijeron ellos, "otra película más sobre el Holocausto". Sin embargo, creo que la película sí aporta un punto e vista novedoso, al elegir centrarse el director, como hace Kertezs, en los pequeños actos de generosidad que se dieron todos los días en los campos de concentración y entre los internos; estos actos, como dice uno de los personajes que le da su chaqueta para que se proteja del frío cuando él mismo está titiritando, les habrían permitido a los internos conservar el sentido de la autoestima necesario para sobrevivir. La película de Lajos Koltai es de una belleza plástica pocas veces vista en este tipo de acercamientos a la historia del exterminio de los judíos. Esto, me parece, es la traducción visual de la idea de Kertezs de la paradoja que descubre el protagonista a su regreso a Polonia: ahora todos sus recuerdos están atados a lo vivido en el campo de concentración, tanto los que se refieren a la maldad humana como los que se refieren a la generosidad. A su regreso a casa, todos eluden al protagonista de la pelícual y se alejan de él como sobreviviente del infierno que es; a todos les produce horror pensar en ese adolescente que conoció a la muerte de frente; por tanto, la paradoja para él es que llega a extrañar la generosidad de los compañeros en el campo de concentración, frente a la indiferencia de la sociedad. La película, para decirlo de una buena vez, me pareció excepcional por la manera en que revela cómo en los campos de concentración se rompieron todas las tradiciones de filosofía moral y surgieron "zonas grises" (evocando el término acuñado por Primo Levi) en las que se volvieron confusas las ideas sobre la bondad, la maldad y la responsabilidad humanas.
Querido Mario, después de leer tu excelente crítica se redoblan mis ganas de ver el filme, que espero algún día se estrene por aquí.
El punto de vista es cuanto menos interesante en esa vuelta a casa cargada de prejuicios por quienes rodean al protagonista.
Tengo pendiente la lectura de "La tregua" de Levi, que como sabrás narra el camino de regreso de éste desde el campo de concentración hasta su hogar. Desconozco si él también sufrió ese rechazo entre los suyos, pero sería interesante, sin duda, ver como lo aborda.
"La tregua" es un libro hermoso, si es que este adjetivo puede relacionarse con un episodio histórico tan terrible como el que narra Levi. Me impresionaron mucho las páginas que dedica a contar cómo estas personas que habían sido despojadas de su autonomía y espontaneidad, se enfrentan con el difícil proceso de aprender de nuevo (por paradójico que suene) a comportarse como seres humanos... A Levi no le resulta tan sorprendente el rechazo de sus antiguos amigos y vecinos, como el que el mundo no haya hecho nada mientras sucedía la destrucción de los judíos en los campos de exterminio. Por eso, siempre él decía que la única forma de salvarse de la vergúenza de haber sobrevivido era contarlo todo de nuevo, recordarlo. Recuperando esta idea, el filósofo italiano Giorgio Agamben dijo alguna vez que el testimonio completo era imposible, porque pertenecía al muerto, a quien por haber descendido a las entrañas del infierno, no había logrado salir. Por eso Agamben pedía la suspensión de cualquier tentativa de contar lo ocurrido con una intención pedagógica. Le parecía muy inmoral. El problema con la lectura de Agamben es que nos condena al silencio, volviendo inefable el horror, cuando lo que se necesita es guardar la memoria y, sobre todo, saldar cuentas con el pasado bajo la forma de la asignación de responsabilidad individual.
Finalmente, creo que Levi se resistía a que la experiencia del campo de concentración condicionara el resto de su vida. Contar para no morir, en una suerte de versión trágica dle mito de Scherezada. Sin embargo, el que no sepamos si su muerte fue producto o no del suicidio, deja muchas preguntas pendientes.
Por cierto, ¿conoces la versión cinematográfica de "La Tregua", con John Turturro? No sé por qué, pero también fue una película que en su momento pasó muy desapercibida.
Qué bueno que siga el diálogo, porque estas cuestiones nunca se agotan.
Sólo conozco de referencia la obra de Agamben, pero esa frase que citas tampoco está tan alejada de Levi, de hecho el estilo desapasionado con que narra evita precisamente la pedagogía para que sea el propio lector el que reconstruya el horror y forme su propio juicio. Aunque, no es menos cierto, que nunca tendrá una visión global porque falta la versión del muerto.
La peli de Turturro la conozco, pero no la he visto, espero verla, pero no antes de haber leído el libro.
Una curiosidad amigo, ¿cómo llegaste hasta esta página?
Llegué, en una feliz coincidencia, buscando precisamente comentarios sobre Levi en los blogs. Trabajo una tesis sobre temas afines, y pues tenía curiosidad sobre lo que comenta en la red sobre estos temas. Un abrazo, y por aquí me tendrás como lector frecuente.
Parece interesante esa tesis, espero me cuentes más en el futuro. La lectura sera mutua.
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