17 julio 2006

Viendo La vida privada de Enrique VIII (1933) de Ernst Lubitsch y Campanadas a Medianoche (1965) de Orson Welles

Buenos queridos, hoy comentamos dos clásicos vistos recientemente de esos que ponen nervioso a más de uno por aquí, jeje.

La vida privada de Enrique VIII es una de las mejores comedias de Lubitsch (desafortunadamente o afortunadamente, según como se mire, todavía hay alguna que otra de su período mudo que he de visionar por primera vez). El filme está construido con un humor inteligente, corrosivo, con reminiscecias de las slapstick mudas, todo al servicio del talento desaforado del gran Charles Laughton (¡ah! y qué películas no hubieramos ganado si La noche del cazador -su único filme como director y para algunos la mejor película de la historia del cine- hubiera funcionado en taquilla; el talento, como siempre, herido por los bolsillos). Dijo en una ocasión Hitchcock, como advertencia: "nunca trabajes con animales, niños o Charles Laughton". Totalmente de acuerdo con las dos primeras claúsulas, y aún estoy seguro que rodar con el orondo inglés debía ser un infierno, pero cuando se trabaja con los grandes hay que pagar tributos.

Se le atribuye a Billy Wilder, alumno aventajado de Lubitsch y que también sufrió a Laughton en su obra maestra Testigo de cargo (para mí es imposible discernir quién fue superior, pese a que hay bandos enfrentados) la frase dicha en su funeral (lo que sí estoy seguro es que por mucho Dios que sea Wilder de Trueba, éste no ha heredado absolutamente nada) de que lo peor no es que hubiera muerto Lubitsch, sino que se acabaran las películas de Lubitsch. Lo que sí parece cierto es que en su despacho siempre figuró un cartel donde rezaba: "¿Cómo lo habría hecho Lubitsch?"

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Campanadas a medianoche es un grandísimo filme, aunque, si hablamos de Welles, prefiero otros (Sed de Mal, que es descomunal, me sigue pareciendo la mejor de todas), aún así, merece ser vista, estudiada y disfrutada una y otra vez. El talento visual y fílmico de Welles hace que éste filme, que fue uno de los que tuvo más libertad para rodar, a pesar de las limitaciones obvias de presupuesto, sea un festín para todos aquellos que nos gusta tanto el cine como su técnica y pensamos una y otra vez por qué esos picados y contrapicados desmesurados en Welles son prodigiosos y en cualquier otro director parecen ridículos. Supongo que la respuesta, igual que en Lubitsch o Wilder, reside en el genio, y eso sigue sin tener explicación.

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Reflexión final sobre Wilder, ya que ha aparecido tanto en estas dos críticas: Es aberrante que no pudiera filmar nada durante los últimos veinte años de su vida porque no hubo ni un solo productor que, por su avanzada edad, quisiera arriesgarse. Y es que, mientras los fenicios sigan en el mundo del cine (igual que hizo Andrés Vicente Gómez arrebatando a Erice El embrujo de Shangai) es casi puro milagro que afloren obras maestras.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

los fenicios? o los mercaderes del templo? a quien hay que expulsar primero??

Zelig dijo...

Si mercaderes son distribuidos, exhibidores y demás mafiosos del buen comer y poco entendimiento habría que echarlos a la vez y colectivizarlo todo, jeje.

Habría que ver sus caras cuando en los Cinesas empezaramos a estrenar a Godard, Marker y demás francotiradores, amén de reestrenos y ciclos de clásicos todo en riguroso VOSE, of course.

Anónimo dijo...

y eso cuando cree ud k pasará sr zelig???

Zelig dijo...

"In the year 2525 if man is still alive..." que cantaba el hoy olvidado (y con todo merecimiento) dueto de Zager & Evans.

markcohen dijo...

Vaya, del 'In the year 2525' yo conocía la versión de don Steve Strange 'Visage'.

No tengo enlace de esta canción, pero si del otro clásico de Visage 'Fade to Grey': http://www.youtube.com/watch?v=62vC1dzV-d8