14 septiembre 2008

Vacaciones 2008: Descubra Grecia desde su butaca. (Tomo 5: La idiosincrasia griega II)

Una cosa que uno tiene que tener claro cuando llega a Grecia es que las calles son para conducir, no para los peatones. Amigo, si usted está al volante de un automóvil, no tiene nada de qué preocuparse, usted es huevito de oro, usted es inviolable, por encima suyo sólo está Zeus y eso si va sobre cuatro ruedas.

En Grecia se circula por los arcenes de las carreteras, de hecho están considerados un carril más (arcenes minúsculos, obviamente). Lo habitual es que las carreteras sean de doble sentido con un carril por lado más un mini arcén; por tanto, saltarse la continua, doble continua y hacer dobles o triples adelantamientos es lo habitual. No exagero, a la que conduzcan cinco minutos por cualquier carretera griega tendrán sobrados ejemplos de todo lo anterior: que las carreteras griegas no estén plagadas de cadáveres sólo puede ser obra de los dioses. Por cierto, todas están plagadas de pequeñas capillas de madera, como casas de muñecas, cuyo propósito no acabé de entender, pero que reflejan claramente la noción de vivir al límite.

Otra peculiaridad es que uno conduce para estar siempre en movimiento. Imagínese que usted llega a un cruce con un paso de peatones y, casualmente, cruzan una veintena de chicos de colonias (caso verídico), no le quepa la menor duda que al cuarto niño ya le están pitando (recuerde que usted cumple las reglas: paso cebra, preferencia niños, parar), pero ese no es el problema de los que vienen detrás. Usted, como primero de la fila, debe permitir seguir circulando a los demás y no me explique mandangas de niños y preferencias, ese no es mi problema, yo debo seguir rodando.

Para acabar sepan que mientras el pito se usa constantemente los intermitentes no existen, yo creo que ni siquiera los instalan de serie. Eso sí, si usted quiere señalizar para aparcar no se le ocurra poner los intermitentes porque le pitaran y le dirán el nombre del padre en todas las declinaciones posibles; usted ha de poner las luces de emergencia, para que los demás entiendan que algo muy gordo ha pasado para que quiera detenerse.

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Queridos hermanos, dado el éxito de las entregas anteriores he decidido alargar la colección un número más y les emplazo al próximo miércoles 17 donde disfrutarán de la última entrega: La idiosincrasia griega III: El taxista la raza elegida.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Todo esto está muy bien, pero sigue habiendo una pregunta sin contestar!

Anónimo dijo...

Jojojojo cómo me rio amigo Z.!!!!
Más, más, más!!!

PS: conociendo como conduce ud, es normal que le piten, tampoco exagere!! dominguero!!! jajaja

Zelig dijo...

Querido Lev, prudencia es mi segunda nombre. Por cierto, usted si que tiene un coche de dominguero y de quillo (hoy cani), jeje.

¿Qué pregunta queda por contestar?

Anónimo dijo...

Una que prometió contestar en la última entrega.

Zelig dijo...

¿Se refiere a la diferencia entre los capiteles jónicos, dóricos y corintios?