07 noviembre 2007

Leyendo RUR y La fábrica del Absoluto de Karel Câpek

RUR (Robots Universales Rossum) es toda una rareza en el mundo de la literatura, es una pieza teatral que tiene la particularidad de ser el lugar donde se menciona por primera vez la palabra “robot”. De hecho, es una invención del propio Câpek que adapta una palabra eslava “robota” que viene a significar algo así como trabajo forzado o repetitivo.

La obra fue publicada en 1920 y prefigura un mundo mecanizado similar al Metropolis dibujado por Fritz Lang y su esposa Thea von Harbour (bueno esposa hasta que se hizo fiel colaboradora del regimen nazi, cosa que obligo a huir al propio Lang, literalmente, de noche y a hurtadillas del país; pero esa es otra historia).

La obra en sí, narra la rebelión de los robots frente a sus propios creadores, recluidos estos en una isla lejana; es, no obstante, una pieza irregular, aunque su singularidad se sitúe fuera de toda duda.

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La fábrica del absoluto es una novela que fue publicada por entregas en un diario checo. El matiz no es baladí, porque los primeros capítulos son magníficos. Narra con gran hilaridad la invención de un carburador que exhala un gas que va cobrando vida propia hasta ser capaz de hacer milagros y de realizar cualquier trabajo de una forma mucha más rápida y eficaz, y al que el pueblo acabará adorando como a un díos. De hecho, entre otras cosas, aparece el Vaticano reclamando su monopolio sobre las almas humanas (tengo mis dudas de que si esto fuera publicado hoy no desenterrara a más de una sotana con hacha de guerra).

Câpek confesaba que tenía escrita buena parte de la novela antes de que se empezara a publicar: hay capítulos redondos con excelentes finales que incitan a leer inmediatamente el siguiente. Sin embargo, la dejó inacabada aguardando una inspiración que esperaba le llegara antes de que se publicara la última entrega. Como las prisas no son buenas (anoto una de mis citas preferidas; es de Long John Silver en La isla del tesoro: “Las prisas, las malditas prisas, si supieras cuánta gente a muerto ahorcada por culpa de las prisas”) el libro decae en los últimos capítulos y pierde esa chispa y esa frescura del principio que auguraba una novela redonda en todos los sentidos. Aun así, vale la pena.

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Apunte biográfico: Câpek era considerado uno de los mayores enemigos del régimen nazi (en algun lugar leí que el número dos, no sé quién sería el uno). Murió de una neumonía en 1938 cuando era un firme candidato al Nobel. Poco después toda su familia sería exterminada en los campos de concentración.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy interesante su post, es usted un pozo de sabiduría, me descubro ante usted don Zelig.

Anónimo dijo...

Literatura checoslovaca de antaño, muy bien señor Zelig, ahora también nos podrà comentar los cartoons checos conceptuales en blanco y negro al estilo del posterior "El planeta imaginari" o las series de TV tipo Choky (amiga Bronski...)
En estos momentos yo estoy leyendo "Vida y destino" de Vassili Grossman, ya ve que de eslavos va la cosa...

Zelig dijo...

Pues créame, y lo digo con toda seriedad, que sería hora de que alguien editara en DVD una antología de la animación checa y de los paises del Este y de que se hiciera un estudio serio, creo que algunos son muy interesantes.

Sobre "Vida y destino" le alabo la elección; está en mi lista de pendientes, pero entre los primeros de aquellos que pasan de 1000 páginas. Ya me dirá qué tal.

Anónimo dijo...

Por ahora increible, pero sólo llevo unas 300 páginas...le mantendré informado.

Anónimo dijo...

Como siempre, don Zelig descubriéndonos nuevos referentes...

Pues yo recuerdo perfectamente algunos dibujos de origen soviético incierto que pude ver de pequeña. Arte y ensayo, sí señor.

Como dato, les diré que detrás del Planeta Imaginari, entre otros, estuvo Arnau Vilardebó, uno de los joglars ajusticiados por el caso 'La Torna'. Ahora actúa en el Llantiol los miércoles con un monólogo sobre las divinidades griegas que es un pasote...

Novelas de 1000 páginas, ¡qué suerte! Actualmente soy incapaz de leer y entender algo de más de 3 líneas. Me estoy hasta preocupando...

Anónimo dijo...

Pues yo estoy con Kafka ahoara mismo. Mas checos, aunque este escribía en alemán.
Entonces, ¿era literatura checa lo suyo?
Mmmm... me suena este debate...

Zelig dijo...

Kafka sería un autor alemán de origen checo (aunque cualquiera de las otras múltiples combinaciones posibles también son válidas).

Desde luego deberían volver a hacer programas tipo "Planeta Imaginari" aunque correrían el riesgo de que les acusaran de adoctrinar a los niños.

Hablando del tema teatro, tengo entradas para "2666" ya comentaré ya.

¡Ah! Y no se pierdan mi próxima entrada (una rajada de las que hacen época).

Anónimo dijo...

Muy bien sr Zelig raje raje!!! como si fuera el rey del blog!!!
Yo me pondré próximamente y para las largas noches de insomnio que me esperan con la alta literatura rusa del XIX, que me fascina ya sin haberla olido tan siquiera. Y Kafka cuando sea mayor.

Zelig dijo...

Para Kafka siempre se es mayor.


¡Habemus rajada!