26 noviembre 2007

Representando 2666 de Roberto Belaño (Teatre Lliure)

Con un punto de escepticismo me acerqué al Lliure a ver la versión teatral del señor Rigola. Mis fieles seguidores saben de mi admiración por Bolaño, a pesar de que, como algunos de ustedes ya saben, el libro en que está basada la obra no podré leerlo hasta dentro de unos meses (pese a que hace ya más de un año que lo poseo), aun así, no podía dejar pasar la oportunidad de asistir a la representación.

Por lo que sé de la obra y por su tamaño, creo que aparecen más de doscientos personajes (uno de los que ha caído del montaje es su álter ego Arturo Belano), la concreción de Rigola ha sido máxima pese a las cinco horas (y he dicho cinco) que dura el montaje y que en ningún momento, lo digo ya para que no haya dudas, se hacen pesadas. Dividida en cinco actos, hay algunos, como el primero, donde se reconoce claramente la obra de Bolaño (personajes narrando directamente al espectador sus vidas) y otros, como el tercero (los actores encerrados en un cubo) y el cuarto (la violación), donde Rigola se desata y da muestras de su puesta en escena excesiva, amén de alguna que otra nota disonante como el pobre actor que pasa buena parte de la obra bailando

Los actores, que representan varios personajes, están espléndidos y la puesta en escena, pese a lo ya comentado, no es desacertada. En resumen, una buena obra que es la primera, de las que seguro le sucederán, adaptación dramática del escritor chileno (y del que hoy ya nadie discute -bueno sí, la pobre Isabel Allende, que es lo mismo que decir nadie- que es el narrador en lengua castellana más importante de las últimas décadas).

5 comentarios:

Anónimo dijo...

5 horas??? perplejito me quedo.

senses and nonsenses dijo...

es una novela que me apetece mucho, por las buenas referencias de todo el mundo, claro.
a mí tb me parece excesivo 5 horas de representación. tiene que ser muy muy muy bueno para aguantar tanto tiempo.
gracias por la recomendación.

un abrazo.

markcohen dijo...

Recuerdo haber leído de obras que alcanzaban hasta las ocho horas, una de estas en el TNC hará unos tres o cuatro años realizada por unos serbios y que decían que quitaba el hipo.

Ahora bien, si hay gente que aguanta a Wagner e incluso tetralogías del tirón; 2666 me parece exageradamente razonable.

Zelig dijo...

Tampoco fueron cinco horas del tirón, hubo cuatro descanso, en uno de ellos incluso pusieron nachos en el vestíbulo (momento que habilmente aprovechamos para adelantar a las masas y pillar mesa en el bar). Y pese a que es su trabajo, me impresionó la capacidad de memoria de los actores.

Por cierto, se me olvidó decir que entre los ilustres que acudimos al evento se encontraban la señorita Mofletes, la señorita Bronski y el señorito Young

Anónimo dijo...

Señor Cohen,

Creo que se refiere a 'Extinción', de Bernhard... Yo fui una de las asistentes (y de las que aguantaron hasta el final)en la representació de 'Los hermanos Karamazov' dirigida por el polaco Kristian Lupa y que se pudo ver en el Lliure, de las 3 de la tarde a la 1 de la mañana. Realmente le diré que he olvidado la obra por completo. Tampoco es buena señal, ¿verdad? Supongo que, finalmente, no puedes mantener la atención tanto tiempo sobre los sobretítulos... es el problema de los montajes en un idioma que no es el tuyo.

Que una obra dure rato tampoco es un problema si está bien resuelta, si la historia engancha y los recursos escénicos son imaginativos. Se trata de entrar en el juego y de estar dispuesto a optar por captar todo el sentido de una obra completa. No apto para impacientes, claro está. ¿Quién no ha visto 4 o 5 capítulos de 'Perdidos' seguidos? Pues lo mismo... Recuerdo haber visto 'Homebody/Kabul' hace unos años también en el Lliure en el montaje de Declan Donellan. Duraba unas 4 horas. Habia muchas pausas e ibas entrando en la historia poco a poco, sin sobresaltos ni resoluciones precipitadas de las tramas. Eso también se agradece, que se ve cada cosa... (por cierto, esta obra la programan en enero en el Romea en la dirección que ha hecho Mario Gas. Les recomiendo su asistencia por lo oportuno del tema afgano)

En el caso de 2666, he de decir que me pareció que optar por contar directamente a cámara las historias era un poco repetitivo. La forma en que está montado el tercer acto (el del cubo) bajó mis ánimos (muy visto ya hombre) pero los recuperé en el cuarto.

De acuerdo con el Sr. Zelig, lo de la memoria de los actores es algo que me fascina...