19 mayo 2008

El pacto con el diablo de Robert Johnson

No sé muy bien por qué nunca he dedicado demasiado tiempo a escuchar blues (seguramente porque uno nunca tiene demasiado tiempo para nada). La primera vez que ví el nombre de Robert Johnson fue leyendo un artículo sobre un disco de versiones que había hecho sobre él Eric Clapton. No recuerdo qué decía el texto, creo que pasaba de puntillas sobre su figura, pero algo quedó grabado en mi subconsciente, hasta hace unos días, cuando viendo un documental sobre John Hammond, el gran cazatalentos y productor clásico del blues, se mencionó de nuevo su nombre y cual magdalena de Proust volví sobre su pasado.



Robert Johnson nació en 1911 en un pueblo de los arrabales del Delta del Misisipi. Mujeriego y vagabundo enviudó muy joven y se dedicó a acompañar a músicos clásicos del blues como Son House y Willie Brown, los cuales se divertían con un jovencísimo Johnson que era un absoluto negado para la música. Durante un tiempo, poco más de un año, desapareció de la circulación y cuando reapareció (los mismos House y Brown lo atestiguaron) se había convertido en un virtuoso de la guitarra con una voz prodigiosa.

Su fama creció por momentos y realizó dos únicas sesiones de grabación legando 29 temas. Entonces desapareció de nuevo. Hammond quería contactar con él, era el prodigio más importante que había dado el blues hasta el momento, y ya promocionaba un concierto en Nueva York que le catapultaría definitivamente a la fama. Pero Johnson seguía desaparecido. Poco después apareció su cadáver: era 1938 y tenía sólo 27 años. Nacía la leyenda.

Según parece Johnson era un tipo extraño, una alma errante que de la noche a la mañana se convirtió en un talento innato. Tocaba muchas veces de espaldas al público, semiescondido, como si ocultara algo. Tenía un carácter difícil: era borracho, marrullero y un auténtico conquistador. Pero la gran pregunta es ¿de dónde le sobrevino su talento? La historia confundida con la leyenda se repite en el Misisipi desde entonces: Johnson había hecho un pacto con el diablo.

Se contaba que a mediados de los años treinta había acudido a un cruce de caminos poco antes de la medianoche para tocar. Al poco apareció una figura negra de gran tamaño que le tomó la guitarra para afinársela, luego se la devolvió y desapareció. Curiosamente todas las canciones de Johnson mencionan al diablo de una u otra forma y se dice que su temprana muerte fue el tributo que tuvo que pagar por su talento (otra versión no oficial habla de que fue envenenado en un taberna tras seducir a la mujer del dueño, pese a que le advirtieron
-cosa que todo hombre debe saber- que nunca hay que beber de una botella de whisky abierta).

Actualmente sólo se conservan dos fotos de Johnson y las 29 canciones; como dijo Scorsese: "el hecho es que él sólo existe en sus canciones, el resto es pura leyenda". Lo cierto es que estas grabaciones, sin entrar a valorar si a uno le gusta más o menos el blues, tienen algo de irreal y fantasmagórico.

Lo más curioso es que, aunque parezca mentira, a día de hoy no es raro ver a jóvenes negros tocando a medianoche en los polvorientos cruces de caminos del Delta del Misisipi.


Robert Johnson: "Sweet Home Chicago"

14 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Qué historia más guapa!

markcohen dijo...

Vaya, no conocía a este "máldito". Pero creo que me voy a hacer fan prontamente. Que ya me estoy bajando su treintena de coplillas.

Anónimo dijo...

el chaval de karate kid protagonizó una peli basada en la leyenda de este señor.
gran dato el mío

Anónimo dijo...

Vaya, vaya, vaya… van viniendo ustedes a mi redil …
Robert Johnson: el mito, la leyenda, el imitado, el maestro, el referente, el misterio… Una bestia parda el tio, cuando la música sale directamente de las entrañas y sin intermediarios.
Pues si amigo Zelig, gran post el suyo, véngase, véngase al blues hombre, para él siempre hay tiempo. A todos los amantes del rock y del pop, sea del estilo que sea, suene más o menos duro, más o menos melódico, más o menos comercial, les recuerdo que toda, absolutamente toda esa música viene de ahí, del Delta del Mississipi y sus satélites más modernos, léase Chicago o Nueva York.
Podríamos hablar de otros monstruos históricos, otras bestias pardas: primero mi debilidad, el gran Muddy Waters, de Leadbelly, de Taj Mahal, de John Lee Hooker, de Howlin' Wolf, de Willie Dixon, de Lightin Hopkins, de Sonny Boy Williamson, de…, en fin no acabaría nunca.
Agénciense las 29 canciones, hay recopilatorios varios por doquier que las juntan todas, es lo bueno que tiene Johnson, no hace falta investigar más ni rascarse el bolsillo, todo está ahí. Un servidor puede prestarlo también. Pero sobre todo no cometan el error de aproximarse a Johnson vía Clapton.
P.D: John Hammond jr, hijo del citado, es un bluesman que tiene un disco de versiones de mi tocayo Waits (¡ven a BCN porfa, porfa!!!)sencillamente delicioso, lo produce Tom y la última pieza es, como no, un blues cantado a duo.
P.D: Lo de los jóvenes negros queda bonito, pero irreal, alguno habrá, pero para la mayoría de afroamericanos su música hoy en día es el hip hop, esa es la música de la calle, el blues lamentablemente, se reduce a señores mayores entrañables, algún que otro heredero, que lo hay, pero sobretodo hoy es una música para blacuchos como nosotros. Si no me creen, observen que en cualquier concierto de blues los únicos negros que hay están en el escenario.

Anónimo dijo...

bárbara me ha quitado el comentario!!!!!! demuestra su inteligencia, si señor
Young, qué es lo suyo??? todo???

Zelig dijo...

Querida Mofletes, ¡cuánto tiempo! Sé muchas más cosas de Robert Johnson, cuando quiera se las cuento a cau d'orella.

Zelig dijo...

Sé que existe, aunque no la he visto, Crossroads, con el olvidado Ralph Macchio, lo que no tengo muy claro es desde qué punto de vista cuentan la historia, porque muy moreno el karatekidboy no es.

También en la prescindible "O Brother" de los hermanos Coen, hay un personaje inspirado en Johson.

Ya veo que le he tocado la fibra mr. Young. Por cierto, no deje que la realidad le estropee una buena metáfora.

Anónimo dijo...

Sr. Lev, creo que no termino de entenderle.
Por cierto, se me olvidó decir que si escuchan las canciones de Jonhson, empezarán a decir ¡pero si esta me suena, y esta también, y esta! Un ejemplo: Sweet home Chicago.

Anónimo dijo...

Tiene usted razón sr. Zelig, ¡Qué le den por c… a la realidad!!!

Anónimo dijo...

amigo Young, cuando dice "vienen a lo mío", yo le pregunto qué es lo suyo o su redil. El blues? el otro Young? el rock? el grunge? eso quería decir estimado y ecléctico amigo.
Ralph Macchio no era muy negro, pero en Rebeldes también tenía pinta de ello, no se acuerdan? tal vez el maquillaje...Amigo Z., no veo bien ese tato de favor con/para mofletes, los demás tb queremos secretitos orejiles jejeje

Anónimo dijo...

Todo, todo… Por ejemplo, el jevi nunca ha sido santo de mi devoción, ni el rock de niñatos, ni la bossa nova, ni…
¿Ser ecléctico es bueno, no?

Zelig dijo...

Siento decirle señor Lev que sus tímpanos no son tan hermosos como los de Mofletes.

Anónimo dijo...

sr. young, por supuesto que es muy bueno.
Amigo Z., no disimule que sé que le encantaría susurrarme como a los caballos...

Anónimo dijo...

Ha muerto uno de los eslabones, unno de los padres del rock and roll.
Bo Didley, rest in peace.
http://elperiodico.cat/default.asp?idpublicacio_PK=46&idioma=CAT&idnoticia_PK=515257&idseccio_PK=1026&h=