Sí amigos, como estoy hecho un marchoso, acudí a la representación hecha por un grupo de teatro amateur (bueno, más bien semiprofesional, creo) de la que es la ópera prima del dueto Webber y Rice (que me consta también tienen grandes detractores).
Antes que nada, tengo que elogiar el excelente trabajo, y ya van unos cuantos, que ese pequeño genio que es Daniel Anglès (responsable de El musical més petit) ha hecho para adaptar la obra al catalán.
Dicho esto, la representación en sí fue absolutamente espléndida y lo digo de forma tán mayúscula, porque superó, y con creces, todas las expectativas que tenía puestas sobre ella. Hay números musicales antológicos (la canción de los colores del abrigo, por ejemplo), que con la buena voluntad y disposición del equipo del Teatre del Sol suplen la carestía económica y de medios. Los actores transmiten la alegría que el musical desprende, uno sale de la obra imbuido en esa orgía fraternal que el musical propone y que no hace sino constatar que a veces la fama o el reconocimiento es cuestión de suerte, porque el talento sigue habitando en los lugares más inhóspitos.
En fin, si tienen la oportunidad, no se la pierdan yo no descarto repetir (algo inaudito en mí) antes de que desaparezca del cartel.
26 abril 2007
Repesentando Joseph i l’increïble abric en Technicolor (Teatre del Sol) de Andrew Lloyd Webber y Tim Rice
Publicado por Zelig a las 14:58
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9 comentarios:
Un amigo de mis suegros actúa.No sé si eso es garantía de algo, pero ahí está el hombre
Garantía no sé si es, pero es un dato, eso es seguro, y como dije sea él quien sea, también lo hace bien.
Por cierto, que si se animan a verla, avisen.
Bueno, yo conozco quien interpreta a Joseph, aunque aún no he ido... lo he ido dejando y dejando con el rollo de ese de "aún tengo tiempo" y con la tontería ya casi estamos en Mayo... tendré que movilizar en breves mis posaderas (las contonearé un poco también) e iré para allá antes de que salga ya la obra de cartel.
Pues vaya movilizándolas sí que falta le hacen y me cuenta, ya le digo que nosotros seguramente repetiremos. Lo que no sé es que vale, porque fui invitado, jeje.
Sigo esperando señorita Bronski que ponga fecha y lugar para el santjordero encuentro zeligmaníaco.
ay ay, me pilla fuera de cámara. ya diremos algo, ya
Ese tipo de experimentos que se permiten los semiprofesionales, como dices, son acojonantes (para usar una de las palabras favoritas de Bigas Luna)... En México, hay un espacio pequeñito, en el barrio de Coyoacán (donde vivieron Frida y Diego), que se llama "La capilla" y que antes fue la casa de Salvador Novo... Allí, en un escenario que no es más grande de los 5 por 5 metros, vi hace unos meses una de las obras de teatro más poderosas: "El regreso del desierto", de Koltés, en la que había de todo: números musicales, una guerra, un bombardeo, un duelo a muerte, y todo con una escenografía precaria a la que complementaba el ingenio de Boris Schoemann, director de la obra y administrador del proyecto "Los endebles" para este espacio...
Es cierto, a veces uno prefiere estas pequeñas representaciones mucho más meritorias que otras con mayor despliege de medios, pero sin la misma frescura. Ahora pienso en "El arquitecto y el emperador de Asiria" comentada tiempo ha en este blog y que fue representada en un tugurio de mala muerte entre borrachos y sillas de cámping.
Y, sin que sirva de precedente, volvimos a repetir...
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