23 enero 2008

Sobre la educación. Tots a la vaga!

Aquellos que me conocen saben que no soy maestro ni tengo el más mínimo interés en serlo, pero conozco de forma bastante directa la realidad docente; digo esto, porque hoy me he desayunado con un artículo de El País que propone la falacia que los docentes catalanes son los que menos horas pasan en el aula y, sin embargo, los que tienen el sueldo más alto, doblando incluso –dicen, sin despeinarse– a sus colegas finlandeses.

El artículo es doblemente falaz, primero por el enfasis “catalanes” y segundo porque miente sesgando la información. El quid de la cuestión está en que cobran mucho, no en que los extremeños –por poner un ejemplo– cobren poco y deberían aumentarles el sueldo, sino en que los catalanes cobran demasiado; aportando, dicho sea de paso, unas cifras bastante superiores al salario real de los maestros que conozco. Lo novedoso en este caso, es que sea el PSC-PSOE (alguien percibe aún alguna diferencia) el que azuze el anticatalanismo escudándose en unos supuestos datos objetivos (ni que decir tiene, que no he perdido el tiempo indagando en cómo han recogido la noticia los diarios de derecha). Sin embargo, más tarde, hojeando el 20 minutos, leo como un artículo rebate, sin proponérselo, muchos de los puntos del informe: ni la ratio del alumnado por docente es tan baja, ni en Finlandia los maestros pasan hambre; todo lo contrario, sumando las horas de clase, tutorías, etc., resulta que nuestro a salario a nivel europeo es uno de los más bajos, por no hablar de la poca progresión salarial que se puede alcanzar con la carrera docente, cuyo máximo no es ni tan siquiera la mitad de la media de los países europeos.

Como nada es casualidad, que se haga público hoy este informe titulado «El professorat a Catalunya», no es sino una arma arrojadiza contra la futura huelga de docentes del próximo 14 de febrero. Tal vez, la nueva reforma educativa propuesta por la Generalitat (cuyos ideólogos, casualidades de la vida, es la Fundació Jaume Bofill, autores de dicho informe) persiga nobles objetivos, pero la escasez de recursos de la escuela pública y la progresiva privatización de la universidad, no hacen augurar nada bueno.

Mientras las aules d’acollida sean incapaces de absorver el volumen de estudiantes ¿por qué no destinar recursos ahí, en vez de crear futuras escuelas gueto?; mientras muchas escuelas sigan sin conexión a Internet o sin tan siquiera, la gran mayoría, ordenador en las aulas; mientras no se respeten las ratios de inmigrantes y queden escuelas públicas exentas de éstos y otras estén obligadas a acoger más de los que pueden absorver; mientras se sigan financiando con dinero público las escuelas concertadas e incluso las privadas sin exigir nada a cambio (y cuyos profesores, estoy seguro, hacen muchas más horas de las recogidas en el informe y con sueldos notablemente más bajos), o mientras nuestros dirigentes sigan enviando a sus hijos a la privada excusados en su “opción personal”, dificilmente podremos creer en sus informes.

Si el único argumente es instigar a la sociedad contra los maestros con el consabido argumento de sus vacaciones o sueldo –en vez de concederles el reconocimiento y el prestigio social que se merecen–, y seguir mirando hacia otro lado cada vez que algún estudio europeo nos saca los colores (tal vez, sea eso lo que quieren, una sociedad adocenada incapaz de pensar en sí misma), entonces, mientras sucede todo eso, mal futuro nos espera y con más razón hemos de salir a la calle. Tots a la vaga!

11 enero 2008

Viendo Bajo las estrellas (2007) de Félix Viscarret y This is England (2006) de Shane Meadows

La verdad es que he visto pocos filmes españoles este año, y me faltan algunos de los que más esperaba (el nuevo Guerín o el nuevo Médem), pero de entre todos ellos, el mejor ha sido, sin duda, Bajo las estrellas, excelente debut de Félix Viscarret (e injustamente olvidado en los Goya, algo que a estas alturas tampoco me sorprende).

El filme es un “western navarro”, excelentemente rodado, con grandes interpretaciones de Julián Villagrán (todo un descubrimiento), de Emma Suárez (que vuelve a hacer algo interesante después de tanto tiempo) y de Alberto San Juan (sin duda, uno de los mejores actores de su generación). La música, todo metales, está perfectamente integrada entre el ambiente de chatarra en que se mueven los protagonistas. Muy recomendable.

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Poco puedo decir ya al excelente post sobre el filme del señor Mark Cohen. Opino que es un filme correcto, a veces algo ingenuo en las relaciones entre personajes, pero abordado con seriedad y que hace un retrato bastante acertado de la depresión económica y social que sufrieron los ingleses a principios de los ochenta, con el gobierno de la bastarda de Tatcher, y que, dios o Bakunin no lo quiera, puede ser premonitorio de nuestro futuro si la crisis que se avecina acaba por devorarnos.

Por otro lado, la música es excelente (todo canciones de la época) y demuestra que más allá del horterismo musical de los ochenta, que es lo que suele recordarse, hubieron excelentes grupos: The Clash, The Smiths, entre muchos otros, citados de manera directa o indirecta en el filme. Por cierto, que la versión que hay al final del tema "Please, please let me...", me parece excelente. ¿De quién es? ¿Quién me la pasa?

07 enero 2008

Representando Tren de somnis de Jordi Sabatés (TNC). Y reflexiones gratuitas de por qué el cine mudo está más próximo al lenguaje poético

La propuesta de Sabatés conjuga imágenes de filmes de cine mudo, acompañadas al piano, con algún pequeño sketch y algo de danza y claqué (para cuando el segundo campeonato nacional de claqué –el único baile que me molestaría en aprender-, recuerdo que el vigente campeón, puesto que no se ha hecho otro, sigue siendo Tony Leblanc). En resumen, la obra no está mal, pero creo que se le podría sacar mucho más partido.

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Sin embargo, la reflexión surge a posteriori. Entre las imágenes del montaje, cobran especial protagonismo las de Buster Keaton y su filme Sherlock Jr, y es que ochenta años después sigue estando avanzado a su tiempo, la película tiene tal inventiva visual y narrativa (mucho más moderna que cualquier filme de ahora), y una acción y un ritmo tan trepidante y endiablado que ya lo quisieran para sí la mayoría de blockbusters norteamericanos. (Reto a todo el que piense que peco de nostálgico a sentarse conmigo a ver el filme y veremos si no acaba dándome la razón.)

Que estas películas hayan quedado relegadas y prácticamente en el olvido, no es sino síntoma de la delibidad cultural de la que todos somos partícipes. Cuando Chaplin y compañía clamaban contra la llegada del sonoro eran conscientes de que lo que venía extinguiría una forma de arte diferente al cine que conocemos hoy en día, igual que el arte poética del cuento está más próximo a la poesía que no a la narrativa, con el cine mudo, el gran cine mudo, ocurre lo mismo, está más cercano de lo divino que de lo humano.