Cirlot, Bronwyn y Valente

http://www.abc.es/abc/pg051130/prensa/noticias/Cultura/Libros/200511/30/NAC-CUL-115.asp

¿Qué puede llevar a un hombre a abandonar toda su obra poética anterior y dedicar el resto de su vida a glosar el personaje de una doncella de la Edad Media protagonista de una correcta película medieval? La respuesta a esa pregunta se encuentra en el ciclo de Bronwyn de Juan-Eduardo Cirlot, una de las mejores y más singulares obras poéticas del siglo pasado.

La editorial Siruela publica ahora los libros anteriores a Bronwyn, obra poética oculta y marginal, en un poeta que ya de por sí lo era. Las paradojas hacen que hoy aquellos libros que circulaban de mano en mano casi como un arcano sagrado, se hayan convertido en un referente de nuestras letras, mientras pseudodramaturgos de novela rosa, metidos también a poetas, publican novedades con tiradas de miles de ejemplares que muy probablemente dentro de unos años caigan en un olvido aún más profundo que el que sepultó durante años la obra de Cirlot. Como siempre el arte cabalga por encima de su tiempo.

Algo así, sumado al peso de la envidia, debio de pensar que acontecía Juan Goytisolo cuando hace unos años criticaba la concesión del Premio Cervantes a un poeta mediocre como fue José García Nieto y se ignoraba nuevamente a Jose Ángel Valente, el mejor poeta de la generación del 50 y aún de todas las que le han seguido. Una calumnia que no hace sino engrandecer la leyenda de todos esos malditos que van mucho más allá del ruido hueco y cacofónico que pervive en nuestras letras.